17 de abril de 2012

Lo que hago al traducir

Cuando traduzco me gusta tener el texto a traducir en un documento editable, hacer una copia a la que le pongo el prefijo o sufijo ES, y luego irme párrafo por párrafo, traduciendo al mismo tiempo que leo lo que dice inmediatamente debajo de lo que escribo.

Por lo general así es muy fácil y todo fluye; y cuando me encuentro con una palabra que no conozco voy a google/translate, la pongo en el recuadro, y de entre los resultados elijo el término que por contexto quede mejor. Recurro al translate también cuando hay palabras que sé qué quieren decir pero no me gusta el término español que me llega a la mente, porque sé que seguramente hay otro más exacto. A veces entiendo el sentido de una palabra, sé en mi mente lo que quiere decir, pero no encuentro un equivalente en español, entonces también busco, y algunas veces, si no encuentro un equivalente termino dividiendo el concepto en varias palabras... Pero eso me sucede cada vez menos.

En la actualidad siento que ya tengo una enorme habilidad traduciendo del inglés al español, no así aún del francés o del italiano. Y eso que esas dos lenguas son primas del castellano, de origen latino, con estructura similar, etc. Pero para sentirme igual de bien tendría que tener igual de horas de vuelo que las que tengo con el inglés. Si me encargaran traducir unos dos libros en italiano y dos también en francés seguro que al final me sentiría habilidosísimo.

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