30 de mayo de 2012

Por fin mi sobrepeso me cayó como cubetada de agua helada

Ayer mi compañera me compró ropa. Fue a un centro comercial de Polanco, y además de sus cosas me llevó algunos pantalones y camisas. Los pantalones me quedaron relativamente bien, es la talla que suelo usar, pero las camisas me quedaron un poco apretadonas. Me sentí súper halagado de su gesto y me hubiera encantado que las camisas me quedaran bien. Sin embargo no fue así, por lo que al mismo tiempo que estaba enternecido de que me hubiera considerado al ir de compras, me sentía totalmente ofendido conmigo mismo por haberme permitido llegar hasta donde he llegado en cuestión de mi propio estado de obesidad.

Hace poco, bromeando, le decía a una cuñada que lo que me pasaba era que yo tenía anorexia inversa, que al verme en el espejo mi mente distorsionaba mi imagen y me veía a mí mismo flaquísimo, tan flaco que hablando conmigo mismo me decía: "estás flaquísimo, debes comer más, no inventes"... Lo decía de broma, y de hecho no me pasa eso, o no a ese extremo, pero sí, antes de bañarme me veo en el espejo y me digo: "ya estás gordo, deberías dejar de comer tanto" pero la imagen que aparece frente a mí no es alarmante, me veo relativamente normal, con un poco de panza y un poco de lonja, pero "no es para tanto".

En realidad la referencia me la dan las fotos, no el espejo, cuando veo fotos de mi sí me noto gordísimo, y por más que quisiera cocowashearme y alegar que las cámaras fotográficas alteran las imágenes que capturan, y que suelen sumarte unos cuantos kilitos de más; la realidad se hizo totalmente evidente ayer cuando una camisa XL me quedó justa... Ha llegado el momento de una dieta prolongada y severa, debo perder 30 kilos, tal vez me tome un par de años, pero deseo volver a sentirme ligero, deseo verme en las fotos y pensar: "pero si no me veo nada mal", etc.

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