Cuando era niño leí varios libros de Julio Verne, la lectura me gustó y me dio por leer de vez en cuando un libro, tal vez me echaba unos tres o cuatro al año; recuerdo que cuando estuve en Francia mientras mi mamá hacía el doctorado, me inscribí en una biblioteca, y leí una serie de aventuras muy emocionantes de las que ya no recuerdo el título ni el autor, pero sí vagamente la trama (y no, no estoy parodiando al candidato).
Luego dejé de leer, tal vez la televisión ofrecía programas atractivísimos, o quien sabe, pero la cosa es que ya no seguí con el hábito. Sin embargo, llegando a México un amigo me prestó el de Sinuhe el egipcio, de Mika Waltari, y me enganché de nuevo en la lectura... Es un libro que me encantó, todavía recuerdo los nombres de los personajes, Kaptah, el esclavo; Nefer Nefer Nefer, la despiadada sacerdotiza que despeluca a Sinuhe; Horemheb, el guerrero convencido de que llegaría muy alto y que de hecho llega a ser faraón. Luego pasé un periodo con malas lecturas, en el que me aventé la serie de Caballo de Troya de J.J. Benitez, que en su momento me cautivó pero que con el paso del tiempo y ahora viéndola en retrospectiva me parece mediocre (y se sigue vendiendo bien, he visto los libros en el Sanborns).
Después hubo otro periodo oscuro y bárbaro hasta que hice el examen del CUEC con intención de estudiar cine, momento en el que me di cuenta de mi total ignorancia al no poder responder una breve opinión sobre cinco libros, cinco pinturas, cinco obras de teatro, cinco obras arquitectónicas, cinco películas, etc. Después de ese momento humillante me fui a la biblioteca de la UNAM decidido a leer a quienes no había sabido reseñar en el examen y así fue como conocí a Kundera y a Cortázar; bueno, en realidad a Kundera lo había leído ya, en La insoportable levedad del ser, pero no sus demás libros, y con Cortázar leí en primer lugar Rayuela, y hasta la fecha es una de mis lecturas favoritas... Luego compré todo Cortázar y lo disfruté minuciosamente.
Más adelante vino un periodo en el que me compré y leí todo Saramago, empezando por el magnífico El evangelio según Jesucristo; Después vino otro periodo oscuro, en el que leía principalmente libros de superación personal y mucha basura diversa, hasta que en el 2000, creo, mi papá me regaló Baudolino, de Umberto Eco, y fue una sacudida telúrica profundísima para mí.
Así que si me preguntaran 3 libros que marcaron mi vida yo podría decir que Sinuhe el egipcio, Rayuela, y Baudolino; Sin embargo, después de Baudolino me eché todo Eco, como acostumbro, luego todo Savater, y en el camino a Platón, algo de Aristóteles, algo de Hegel, algo de Nietzche, etc. Hoy en día estoy por empezar con otro autor cuya lucidez es casi enceguecedora: Emmanuel Todd, demógrafo francés que con base en datos estadísticos de distintos tipos hace predicciones que se han demostrado proféticas.
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