¿Quieres venderle a alguna dependencia de gobierno con el nuevo modelo de servicios administrados? Nada más fácil. Primero que nada, asegúrate de amafiarte con quienes van a expedir la licitación para ayudarles a redactarla según las soluciones y servicios que ya puedes proveer. En ese proceso, debes asegurarte de poner algunos candados para que nadie más pueda competir y no se llegue a la temida guerra de precios (en la que se dice que aunque alguien gane, nadie gana). Los candados pueden ser desde requerir especializaciones cuasi imposibles de cubrir (como que el personal tenga doctorado en algo raro) hasta diversas certificaciones industriales.
Por lo general la compañía amafiada con la dependencia en cuestión contará con los especialistas arriba mencionados (o los contratará momentáneamente para dar la cara en las negociaciones y prestar su nombre), y/o con las certificaciones necesarias. Si las certificaciones son rarísimas mejor, de hecho, aquellas que para conseguirlas sea necesario pasar por un proceso de unos cinco a diez años serán las preferidas de todas. ¿Qué pasa si la empresa con ganas de entrar en tratos con el gobierno es muy joven, con menos edad de la necesaria para poder haberse certificado a tiempo? No hay problema, existen algunas poquísimas compañías previamente certificadas dispuestas a ofrecerse de fachada por una módica cantidad.
Si no cuentas con lo anteriormente descrito, no pierdas noches y noches de trabajo en juntar los documentos para presentarte, a menos que te pase una lana para hacerlo el que sí cuenta con lo necesario, y que de ese modo no se declare desierta la contienda. Afortunadamente soy un simple mortal empleado y no tengo que andar en esas transas. Desafortunadamente la empresa para la que chambeo hace un rato que perdió sus conectes internos y hay crisis mundial, brrrr. De momento, dicen que a río revuelto, me hubiera gustado ser pescador amafiado...
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