15 de octubre de 2008

Parecon - La introducción (2 de 20)

Los Estados Unidos tienen a cerca del 3 por ciento de la población en el mundo y sin embargo efectúan aproximadamente la mitad del consumo mundial. Dentro de los EU, casi 2 por ciento de la población es dueña del 60 por ciento de la riqueza. Otras naciones desarrolladas son similarmente desiguales. Paises menos desarrollados padecen ampliamente la misma distribución interna, incluso si las personas más ricas son menos prósperas y las más pobres están más desposeidas.

La humillación, la impotencia, y el hambre acompañan al capitalismo mundialmente. Nadie niega esto razonablemente, pero aún entre aquellos que desdeñan del capitalismo, la mayor parte teme que el sufrimiento pudiera incrementarse sin él. Mientras que algunos ciertamente hallan odioso al capitalismo, pocos festejan alguna alternativa y aquellos que lo hacen favorecen generalmente el "socialismo de mercado", el "socialismo centralmente planificado", o el "bioregionalismo verde". Este libro, por el contrario rechaza al capitalismo pero también a todas las alternativas típicamente favorecidas. El humanista inglés William Morris (1834-1896) ...

[Buscaba] una condición de la sociedad en la que no hubiera ricos ni pobres, amos ni siervos, araganes ni gente con exceso de trabajo, trabajadores cerebrales enfermos del cerebro ni trabajadores manuales enfermos del corazón, en pocas palabras, en la cual todos vivieran en igualdad de condiciones y administraran sus asuntos sin derroches, y con la plena conciencia de que el daño a uno significaría el daño a todos --la realización final del significado de las palabras 'bien-común'.


Pero ¿cómo podemos emprender economías que conduzcan al ''bien-común'' de Morris? ¿Cómo recompensaremos y ennobleceremos el trabajo? ¿Cómo enriqueceremos al consumo y lo haremos más igualitario? ¿Cómo lograremos que la distribución sea justa y eficiente? ¿Podremos disfrutar de la eficiencia, la justicia, la democracia, y la integridad simultaneamente?

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