Creo que casi siempre es mejor vivir, aunque concedo que habrá personas que anhelarán morir, tal vez sólo de dientes para fuera porque morir es muy fácil. Soy un promotor de la vida pero no al estilo de provida, me gusta la vida humana, la disfruto y siento inmensa alegría cuando estoy con mi amada conversando y bromeando. Prefiero a la vida por conocida y sensible, a la nada de la muerte. Pero entonces, si uno gusta de la vida, ¿cuándo se hace necesaria una estrategia para morir? Posiblemente cuando vivir representa una posibilidad de dolor tan grande como la de ser torturado y traicionar a los amigos.
Una situación así es en la que según Naomi Klein estaba Rodolfo Walsh en 1977, periodista e investigador que no huyó de la dictadura militar, sino que anduvo de clandestino por todas partes y siguió escribiendo y luchando mientras se mantenía alerta y era más rápido y astuto que sus perseguidores. Cuando los militares mataron a su hija, Walsh se sintió destrozado y escribió su "Carta abierta de un escritor a la junta militar". El 25 de marzo de ese año, después de dejar diez copias de su texto en buzones distintos para remitentes variados, fue emboscado por unos efectivos del ejército que tenían órdenes de capturarlo vivo. Rodolfo Walsh, quien consideraba que "Hablar no es un crimen. El crimen es que te arresten" sacó su pistola 22 e hirió a uno de sus atacantes, para ser abatido de inmediato. Afortunadamente, no llegó vivo al centro de tortura al que lo llevaban.
Al leer esta historia, una de entre 30mil desaparecidos argentinos, me dio mucho coraje porque como suele suceder ganaron los malos. Pero me sentí identificado, lo visualicé con una convicción y entereza que lo hacían seguir comunicando a pesar y en contra de la represión. Me di cuenta que un paisano común podría haber pensado que era un error, que era inocente, que podía salir bien librado, y por lo tanto dejarse arrestar con la esperanza de salir en poco tiempo. Con él ese no era el caso, sabía que lo estaban buscando, sabía que sabía demasiado, sabía que su destino era la tortura, ante la cual nadie está seguro de mantener el silencio. Sabiendo todo eso llevaba su revolver como estrategia para morir. No deja de ser horrible que lo hayan asesinado, pero mejor eso que condenarse traicionando y condenando a otras personas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario