20 de noviembre de 2008

Parecon - La introducción (6 de 20)

Apoyo a la Justicia Social

Sin embargo el rechaso a la globalización capitalista no es suficiente. ¿Qué normas e instituciones de intercambio específicas podrían hacer mejor el trabajo que las que ya hoy soportamos? ¿Proponemos acaso los activistas anti-globalización alguna alternativa para sustituir al Fondo Monetario Internacional (IMF), al Banco Mundial, y a la Organización para el Comercio Mundial (WTO)?

Después de la segunda guerra mundial se establecieron el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El IMF tenía el propósito de combatir los trastornos financieros que afectaran adversamente a la gente al rededor del mundo. Empleaba la negociación y la presión para estabilizar las divisas y ayudar a paises a evitar maquinaciones financieras que pudieran quebrantar su economía. El Banco Mundial, por otro lado, fue fundado para facilitar inversiones a largo plazo que pudieran proporcionar los medios para la expansión y el fortalecimiento de las economías de los paises subdesarrollados. Tenía que dedicarse a prestar dinero en inversiones mayores con bajas tasas de interés para compensar la carencia de capacidad local. Dentro de las relaciones de mercado que existían entonces esas metas eran positivas. Con el tiempo, sin embargo, y mucho más dramáticamente en los 80s, esas instituciones cambiaron. En lugar de trabajar para facilitar tasas de intercambio estables y para ayudar a los paises a protegerse de fluctuaciones financieras, la prioridad para el IMF se tornó en allanar todos los obstáculos al flujo del capital y desató la persecución de ganancias -virtualmente lo opuesto de su mandato. Paralelamente, en lugar de facilitar las inversiones en favor de economías domésticas pobres, el Banco Mundial se volvió un instrumento del IMF, para suministrar préstamos de recompensa a paises que ofrecieran una entrada abierta a los corporativos, al tiempo que para dificultar préstamos como castigo a aquellos que no lo hicieran, y financiaba proyectos ya no con vistas a la expansión de beneficios para el país destinatario sino buscando beneficios para las mayores multinacionales.

La Organización para el Comercio Mundial que fuera inicialmente concebida en los inicios del periodo de post-guerra vió la luz tan sólo décadas después, a mediados de los 90s. Su objetivo se tornó regular todo el tráfico en favor de los ricos y poderosos. Las políticas del IMF y el Banco Mundial ya le imponían a los paises del Tercer Mundo escasos salarios y abundante contaminación al ejercer coherción sobre sus gobiernos débiles o comprados. El nuevo enfoque fue ¿por qué no debilitar a los gobiernos y las agencias que pudieran defender a los trabajadores, consumidores, o el medio ambiente, no sólo en el Tercer Mundo, sino en todas partes? ¿Por qué no abolir todo esfuerzo que limite al comercio debido a sus implicaciones adversas en los ámbitos laboral, ecológico, social, cultural, o de desarrollo; dejando como único criterio legal para la regulación la posibilidad de beneficiarse a corto plazo? Si las leyes locales o nacionales impiden el intercambio --como alguna ley ambiental, de salud, o laboral-- ¿por qué no tener una WTO que pueda producir veredictos predecibles pro-corporativos para engañar a los gobiernos y las poblaciones en favor de las ganancias corporativas?

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