El primer Round inicia con la charla por msn entre Rodrigo y Arturo:
1. Rodrigo: ¿para cuándo la revolución?
1'-Arturo: ¿revolución? ¿a qué te refieres?
2. R: Con revolución me refiero al Cambio Profundo, al Cambio Histórico que requerimos como sociedad.
2'.A: No sé para cuando la revolución. ¿No habría que ponerse de acuerdo primero?
3. R: Pues sí. A ver, ¿cómo le hacemos?
3'. A: pues primero, definir qué cambios queremos
4. R: Bueno. Queremos abolir las clases sociales. ¿qué tal ese?
4'.A: ¿se puede? bueno, ¿no crees que al humano le gusta clasificar todo?
5. R: Sí se puede. Se debe. No vamos a dejar de clasificar. Nomás vamos a tener dos categorías -ricos y pobres- que no van a servirnos tanto.
5'. A: ¿Con abolir te refieres a que sólo existan dos clases sociales?
6. R: Al contrario. Me refiero a que no van a existir más.
6'. A: ¿y cómo te vas a referir a los que no tiene para comer?
7. R : De eso consiste abolir las clases sociales: todos tienen para comer.
7'. A: de acuerdo, abolir las clases sociales. ahora, ¿cómo le podemos hacer para eso? propongo que cada quien pueda satisfacer sus necesidades básicas sin depender de otros.
8. R: ¿y los niños? ¿y los ancianos? El espíritu de tu propuesta está bueno, sin embargo.
8'. A: bueno, entonces que existan pequeñas unidades que puedan satisfacer sus necesidades básicas sin depender de otras.
9. R: ¡Eso! Eso me gusta más. Hay que converger. Por un lado cambiando la estructura del cosmos, por otro lado cambiando nuestra estructura interna.
9'. A: eso que ni qué; ¿recuerdas que te comenté sobre un profesor que hablaba del software libre y otras cosas sobre el México antiguo? pues el explicaba que , antes de que llegaran los españoles, así estaba organizada la onda aquí, cada familia cubría sus necesidades básicas; no recuerdo como se llama esa estructura, pero el decía que eso tiene que regresar.
10. R: tiene que, así como estamos organizados valemos nada, creo que una parte importante es abolir las ciudades, me pregunto si podrá armarse un proyecto gubernamental a tal efecto, creo que no, pero... igual convendría obtener de los malos cuanto se pueda.
10'. A: igual y sí se puede armar un proyecto gubernamental con tales características, pero habría que encontrar algo que realmente les llamara la atención a los malos.
Primero que nada, Arturo me parece sensato al tratar de definir los términos u objetivos antes de sumarse porque sí a una causa. La provocación partisana de Rodrigo, así como el objetivo esbozado no están claros. ¿Por qué es que es bueno abolir las clases sociales?, Arturo hablaba de que al ser humano le gusta clasificar, pero más bien la clasificación es útil en el estudio de los fenómenos. De hecho, el análisis de Parecon (La vida después del capitalismo) habla de tres clases sociales: los capitalistas (o dueños de los bienes de producción) que son como el 2%; los coordinadores (o profesionistas asalariados) que son entre el 18 y 20% y se dedican a gestionar los negocios del sector superior y a contener la frustración del inferior; y hasta abajo están os oprimidos, estos últimos son entre el 78 y 80% y se dedican a hacer trabajos aburridos, repetitivos, cansados y no tienen acceso a conocimientos ni obtienen reconocimiento. Seguramente entre los coordinadores habrá varios niveles al modo de las castas indues.
Es bueno recordar que los que discutimos formamos parte del 20% intermedio, quizá de los de hasta abajo: con muchísimo más riesgo de caer entre los oprimidos en cualquier momento que oportunidades de ascender hacia los dueños pero ahí estamos. Lo que me recuerda la historia del millonario que hace que se detenga su auto frente a un mendigo, baja, le roba las monedas recién recibidas de los transeuntes, le pone una paliza y luego vuelve a su limusina y se va. Lo que se preguntaba el que contaba la historia, si no mal recuerdo, es: bueno, y el chofer que lo está viendo y podría ser la siguiente víctima, ¿porqué no toma partido a favor del oprimido?
En cuanto a porqué conviene cambiar este sistema económico (político-social-cultural), pues es porque es injusto en sus principios. Como dice aproximadamente Noam Chomsky en algún lado: En el tiempo de la esclavitud en los EU, también había algunos dueños de plantíos que eran bondadosos con sus esclavos, que se preocupaban por ellos y los trataban "humanamente"; lo que no quiere decir que la institución de la esclavitud fuera buena per sé, ser dueño de un humano es una puerta abierta de par en par para los abusos.
Dentro del capitalismo, muchos de los males, según muchos expertos, nacen de la propiedad privada de los recursos naturales comunes y/o de la propiedad privada de los medios de producción de bienes y servicios; lo que le abre las puertas a la tiranía por parte de los dueños hacia sus esclavos, perdón, empleados. Entonces, ¿Por qué hay que modificar algo?, pues porque no nos gustan sus implicaciones cómo es hoy en día, ¿y cuál es el camino para modificar lo que no nos gusta? Es ahí donde se se complica el asunto.
¿Qué sustituirá a las clases cuando sean abolidas?, ¿cómo será cuando los estudiosos ya no puedan distinguir desde el punto de vista económico a esos sectores sociales? y sobre todo, ¿con qué medios vamos a lograr abolir a las clases?, porque francamente yo no quisiera participar en ninguna masacre.
Los planteamientos del diálogo se mantienen en un plano superficial. Cualquier exposición de los males actuales es un listado de agravios. Cualquier propuesta de cambio que no plantée acciones concretas individuales inmediatas, sino un plano alterno en el que ya se resolvió el conflicto, es una propuesta de visión, un "así debería de ser" que es positivo y estimulante como introducción e incitación, así como motivación para los que la formulan. Visiones hay muchas, una que me parece muy atractiva es la de Parecon, cuya liga puse más arriba. Ahora lo que hace falta son propuestas estratégicas de cómo llegar allá y personas que se pongan a actuar en su día a día.
Algunos creen que más que ir es volver hacia algo previo. Todo eso está muy bien, ver hacia el pasado nos da puntos de referencia respecto a estructuras que cumplían con funciones de las que carecemos o que cumplimos mediocremente hoy en día, pero también acerca de horrores que no hemos superado, y de otros que sí. Ahora bien, querer restaurar el pasado tal y como fue me parece más un asunto de nostalgia edénica que de razón. Pal caso yo restauraría los esperanzadores breves periodos de Goulart en Brasil y de Allende en Chile. Revisar el pasado para ver cómo implementar con las herramientas de hoy lo que daba buenos resultados antes es valioso, pero yo no querría seriamente vivir en la antigua Roma con todas sus implicaciones, a menos que fuera un Patricio acaudalado.
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