Terminé el de Perdonadme ortodoxos y me pareció fenomenal, son algunos ensayos que salieron entre 1976 y 1985, y que son tan actuales y precisos que me parece una vergüenza que desde entonces no se haya innovado nada en materia de represión hipócrita, estatal o institucional. Me encantó que defienda a quienes no quieren ser internados ("por su propio bien") en algún lugar de salud o a quienes no quieren dejar de consumir alguna sustancia ilegal a pesar de los riesgos que eso representa, y no para premiarlos ni glorificarlos, sino para hablar de la libertad y de cómo se busca por todos los medios tipificar algunas conductas para deslindar luego a los que actuan así de su responsabilidad y despojarlos de su libertad. La libertad también puede ser nociva, hasta puede provocar la muerte, pero eso no quiere decir que haya que limitarla públicamente en esferas privadas. También me gustó mucho uno en que ayuda a explorar la pregunta "¿qué es filosofía?" hecha por alumnos de la facultad de filosofía.
Inicio el de Ética y ciudadanía, que fue sacado de una serie de conferencias en Caracas a finales de octubre de 1998. Acabo de terminar el primer capítulo y al final tenía una serie de preguntas y respuestas genial, no tanto por las preguntas de los asistentes como por la manera de responderles.
¿Qué estaba yo haciendo a estas alturas del año hace diez años?, creo que ya había entrado a trabajar a Aeroméxico y si no, estaba aún de gerente de boutique de una franquicia fracasada... Todavía no leía Baudolino, pero tras los fallidos intentos de entrar al CUEC ya me había echado a Kundera y a Cortázar, entre otros. Ya vivía sólo, eso sí, recuerdo tres días con sus noches en que no solté para nada El conde de Montecristo, o semanas de voraz lectura con las gestas de Los Pardallán de Michel Zévaco. Tal vez no se tratara de cosas elevadísimas pero fue parte de mi iniciación al placer del mantra de la lectura.
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