2 de noviembre de 2008

Parecon - La introducción (4 de 20)

Rechazo a la Globalización Capitalista

El comercio de mercado internacional beneficia enormemente a aquellos que ya poseen la mayoría de los recursos al entrar en los intercambios. Cuando sucede el comercio entre una multinacional de los EU y una entidad local en México, Nigeria, o Tailandia, dicho comercio no aporta mayores beneficios a la parte más débil y que tenga menos recursos, y las ganancias tampoco son repartidas equitativamente. Al contrario, los beneficios se van desproporcionadamente a los comerciantes más fuertes quienes por lo mismo incrementan su territorio de dominio relativo.

Haciendo de lado a la retórica oportunista, en la globalización capitalista el flujo de recursos, activos, producción, efectivo, capital, y residuos dañinos potencian principalmente y por mucho a los que ya son poderosos y enriquecen adicionalmente a los que ya son ricos a expensas de los débiles y pobres. El resultado es que recién cambiado el siglo, de entre las 100 más grandes economías en el mundo, al rededor de la mitad son corporaciones privadas en busca de lucro, y no paises.

De la misma manera, la competencia del mercado por recursos, ingresos, y audiencia es casi siempre un juego de acaparamientos desiguales de bienes limitados. Cada actor avanza a expensas de otros, de manera que la globalización capitalista promueve una lógica autointeresada de ''yo-primero'' que genera hostilidad y destruye la solidaridad entre los actores. Esta dinámica tiene lugar tanto desde el plano individual, como en planos tales que el industrial y estatal. Bienes sociales y públicos beneficiosos colectivamente como los parques, la asistencia pública, la educación, y la infraestructura social son devaluados mientras que los bienes privados e individualmente disfrutables, son priorizados. Negocios y Naciones aumentan sus lucros y simultaneamente le imponen bruscas pérdidas a constituciones débiles. El bienestar de la humanidad, en lugar de guiar el proceso, es sacrificado en favor del provecho privado. Enfrentándose en contra de la globalización capitalista, la solidaridad lucha una batalla de retaguardia tan sólo para subsistir, ya no hablemos de predominar.

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