Después de las deliciosas exposiciones acerca de la razón, lo racional y lo razonable por F.S. en los últimos libros leídos, siento que me ha invadido una mística y reveladora fé en el terrible y hermoso misterio de la razón, así que me convierto a ella sumisa y ardorosamente. No que antes no fuera racional, sólo que hora soy un revelado que ha sido palpado por la divinidad. La argumentación racional es la única fé que no necesita más pruebas que ella misma para demostrarse (claro, junto con un poquito de cooperación por parte del receptor).
Ya pensando en serio, si es que puedo hacer algo como eso, la razón puede ser muy agresiva e hiriente. ¿O tal vez sólo sea hiriente querer tener siempre la razón? A mí me ha servido mucho para autoexplorarme, para decirme las cosas duras que no me gustaría que nadie más me dijera y desmentir algunas de mis "convicciones" para sustituirlas por otras más razonables. Me ha ayudado a "destruirme constructivamente". No tengo dudas de que la razón tenga sus límites, pues otra gran lección asimilada es que los absolutos no sirven para razonar. Para razonar segmentas y lo absoluto no admite fragmentación.
Mi musa ha ido leyendo poco a poco un libro titulado Inteligencia Emocional, de una autor del cual no recuerdo el nombre. Savater por su parte, en sus elogios a la razón también habla de ser razonable, que es una forma inteligente de ser racional, y que consiste en entender que se está tratando con seres humanos y no con cosas. Dice que lo racional sirve para sacarle el mayor provecho a las cosas, como a una mina, mientras que ser razonable es saber que como las personas no son cosas hay que tratarlas de modo diferente a los objetos. Creo que es una visión más limpia del mismo fenómeno pomposamente anunciado en el título del libro más arriba mencionado. Ser razonable implica también saber dejarse convencer por los argumentos más racionales, etc.
Ha sido una semana muy pesada en el trabajo. Estaré dando la primera parte del curso en Colombia cuando salga este post, mientras tanto debo seguir traduciendo los manuales y estudiando. Siento todo ominosamente cercano y que tengo demasiado por hacer.
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