El enunciado clave era: "perdimos a Loana", no sé cómo ni cuando ni porqué ni ningún otro detalle. En el sueño, primero sepia, estaba solo en algún lugar, conciente de esa sensación de pérdida, me repetía a mí mismo "perdimos a Loana", y miraba mis manos vacías, y el ambiente a mi al rededor. En seguida estaba en casa de mis suegros y entraba a la cocina con iluminación azulosa y les decía (para mí era una vez más, pero era la primera vez para ellos) lo mismo: "perdimos a Loana", ellos se me acercaban creo que para consolarme aunque también pudo haber sido para ahorcarme (¿cómo era posible lo que estaba anunciándoles?), en realidad en el sueño sentía que me veían con compasión, y sólo me quedaba el hueco de Loana que empezaba a desbaratarme por dentro, todo lo demás, todos los detalles no importaban. Siguiente escena, blanco y negro en alto contraste, veo a Diana de perfil, con la cabeza inclinada sobre el regazo y agarrándose la ex-panza; una imagen que me pareció tan pero tan triste que sentí un dolor espantoso, "perdimos a Loana", alcancé a decirle estúpidamente porque era obvio que ella ya sabía, antes de despertar sobresaltado y con lágrimas en los ojos y tranquilizarme poco a poco pues Loana me recibía en mi llegada a la vigilia con un gruñidito de presencia, y porque todo el temor se fue disipando al dejar atrás ese sueño mentiroso y malvado y al llenar a mi pequeñuela de besitos que casi la despiertan. Se disipó el temor pero se quedaron parte de las sensaciones de vacío, de dolor, y me estuvieron embrujando esos sentimientos durante el resto del día.
Ese sueño hizo que desde entonces cuando salimos mis musas y yo, ande ultravigilante y mamón, si alguien llegara a decirme que qué bonita niña, que si lo dejo cargarla, lo mandaría a freir espárragos ipso-facto y definitivamente no lo permitiría: de mis brazos a los de su mami, y viceversa, pero no de otro modo. De cualquier forma estoy agradecido con Afrodita y con Atena porque no sólo Loana sigue hermosa y ya está regordeta, sino que también ya duerme más durante las noches, ya aprendió a hacer berrinches, ya no es paciente con nosotros como al principio, ya hace unos pucheros derretidores, ya se lleva las manitas a la boca y se las chupa, ya sonríe mucho y es harto "platicadora". Sólo en mi pesadilla la cosa iba mal, en la cotidianidad va bastante bien.
1 comentario:
Yo creo que el dolor de perder a un hijo sería mayor al de saberlo muerto. No sé si me explico, cuando alguien muere simplemente lo das por sentado, claro que el dolor per se no deja de ser mortal salvo si de repente, no sabes de su paradero. Surgirían muchas preguntas sin respuesta, un dolor perenne. Una vida llena de un sufrimiento perpetuo...
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