6 de agosto de 2010

¿Apertura dialogante tonta e inútil?

Desconfío por completo de esa apertura para el diálogo anunciada hace poco por el prez de Mexicou. Para empezar, sí, que se abra el debate pero sin consecuencias ni modificación de su estrategia, ¿no?. Luego un imbécil con sotana le dice que "según sus datos" donde se ha legalizado no se ha resuelto nada..., pero todo depende, ¿qué se quiere resolver?, ¿las adicciones?, ¿o las ejecuciones cotidianas y las balaceras en las vías públicas donde mueren civiles inocentes?, porque si se trata de lo segundo los datos dese eclesiástico son una basura, y en cuanto a resolver las adicciones, más bien se tendría que enseñar a las siguientes generaciones el valor de la moderación: "un par de copas a la semana, un cigarrillo cada dos o tres días, un churro cada quince, etc." Autogestión conciente de los placeres a los que tenemos acceso; tal vez atascarse una vez cada año o dos años, como el carnaval, para vivir el contrastante mundo al revez.

Sí, vamos a hablarlo, pero ¿estoy yo también invitado a ese diálogo?, ¿o entre quienes se va a debatir?, ¿va a ir el religioso católico ese y ahora sí va a mostrar "sus datos"?, si al final no se va a hacer nada, ¿qué objetivo cumple el debate? Me acuerdo que en uno de los últimos libros de Umberto Eco (creo que en A paso de cangrejo), habla de estrategias mediáticas que hacen ver como si hubiera apertura ante algún tema, pero al final lo que prevalece es el punto de vista esgrimido por el poder (o los medios masivos). Uno de los mecanismos retóricos es la concessio; e.g. supongamos que hay 50 buenas razones para tener un perro en casa, y 50 buenas razones para evitar tenerlo, si uno es partidario de no tenerlo, puede empezar haciendo una concesión: "sé que los perros son buenos guardianes, fieles, cariñosos, enternecedores, alegres, etc." (y luego pasar al contra-argumento:) "Pero, tienen pulgas, cargan enfermedades, riegan baba por todas partes, hay que levantar sus cacas y limpiar sus orines a diario, son agresivos con los desconocidos, etc. En la memoria del expectador se queda según esto la segunda parte del discurso, esto es, el contra-argumento. Del mismo modo, en un programa televisado le dan la palabra primero, casi siempre, a los voceros de la oposición, y terminan dándosela a los voceros del discurso oficial. Así, en el caso de la retórica y el discurso, el órden definitivamente altera el producto.

Creo que nadie de los que proponen legalizar las drogas lo hace pensando en que al quitar la prohibición y el tabú dejará de haber viciosos o ganas de probar o individuos que tiren su vida a la basura. En sí, ese no es el punto. En primer lugar está el golpe a la economía del crimen organizado, pues quién les va a seguir comprando a ellos carísimo si pueden ir a la farmacia a conseguir una dosis a la mitad del precio. En segundo lugar, en el instante en que se empiece a vender legalmente habrán de pagarse impuestos, y se podrá dimensionar de verdad qué tantas personas consumen algunos tipos de droga. En tercer lugar, esto dejaría un excelente precedente en el que por fin el estado deja de querer imponer su visión de salud pública, y dejan que los individuos decidan por sí mismos, lo cual es importantísimo en sociedades democrajajáticas.

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