30 de agosto de 2010

Méxicos paralelos

La guerra contra el narco deja entrever otro México, uno paralelo al de la burgesía y el comercio formal y la vida citadina común y corriente, uno de policías, militares y retenes apócrifos (y los "auténticos", son corruptos), de extorsiones, secuestros y asesinatos masivos, de balaceras y ejecutados cotidianos, de guerras entre cárteles para dominar plazas y áreas. Un México en el que "el crimen organizado" (todo junto, en paquete, sin distingos... al cual dentro de no mucho seguro incluirán en el paquete "terrorismo"), se pelea contra el ejército mexicano al mismo tiempo que entre ellos mismos, entre los cárteles, las bandas, etc; y despilfarra miles de millones de dólares y miles de vidas humanas para esas varias peleas en curso, lo que hace suponer que el "crimen organizado" es tan pero tan redituable que todos luchan por quedarse con él.

Un México en el que yo, que voy de mi casa al trabajo y de regreso, vivo en riesgo permanente de que se metan a mi casa tanto cuando no estoy como cuando sí, de que me asalten o secuestren, de que me maten nomás por gusto, o por enojo, por habérmele cerrado a alguien o por haberlo visto feo. Un México desconocido pero no por su riqueza arqueológica, sino por su violencia, inseguridad, corrupción, e indiferencia sistemáticas. Un México con un presidente fraudulento y mendaz, al que no le importan las estrategias adecuadas ni el diálogo ni su pueblo, y sólo quiere hacer negocios de armas con el tío Sam y revolver (sin tilde en la o) más el río. Un México ridículo que quiere hacer los mayores festejos de la historia este 15 de septiembre cuando no hay nada que festejar, como si ser patio trasero fuera mucho mejor que ser colonia transoceánica.

Se nota a leguas que desde el gobierno no tratan de solucionar nada, porque para ellos tener a un "enemigo" es mejor que no tenerlo, de lo contrario establecerían estrategias sensatas. ¿Que estrategias?, de esas hablaré en los próximos posts de esta misma categoría.

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