Loana todavía no gatea, sin embargo, ya la pongo bocabajo y con un juguete carnada la insto a que gire sobre su panza, cosa que ya le sale bastante bien. Creo que es cosa de una o dos semanas para que empiece a gatear. Mientras tanto, el pediatra nos dijo que tiene el peso y tamaño de una niña de un año, luego nos preguntó sus hábitos alimenticios (o bueno, a los que nosotros la estamos sometiendo) y resultó que la estamos sobrealimentando. De ahora en adelante, en las madrugadas sólo agua, en lugar de los cinco a siete biberones al día, tendrán que ser máximo tres, aunque se acabe un plato entero de más rico de los platillos, no debe repetir ración porque eso la acostumbrará a comer varios platos, etc. Toda una nueva lista de reglas para que siga creciendo, pero no al ritmo al que ha venido haciéndolo en los últimos nueve meses de vida que tiene.
Por su parte Loana es cada vez más lista, más parlanchina, más enérgica, más gritona, más linda, más manipuladora, más sonriente, y espero que no tarde en empezar a hablar. Hoy en día hace balbuceos regulares como babababa, papapapa, mamamama, pero aún sin relacionarlos con ningún contenido. Obvio, cuando de verdad diga papá o mamá, nos daremos cuenta... O al menos eso quiero creer.
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