2 de agosto de 2010

No a la censura, y angustias pre-guardería

Bah, otra vez llegué tarde para comentar en el Bajo la lupa de ayer. Me parece un poco estúpido que cierren los comentarios después de cierto tiempo. Entiendo que eso debe ser porque como tienen a un censor, esto es a alguien cuyo deber es leer los comentarios y autorizarlos, si yo pudiera comentar en una entrada de digamos hace 3 meses lo agarraría fuera de contexto, al pobre, y tal vez se le escaparía la liebre. Por otra parte, seguramente se le triplicaría la chamba por todos los comentarios en respuesta a otros comentarios, y la polémica que se genera, etc; cuando se supone que ha de comentarse respecto del artículo, ensayo, columna, o cualquier otro contenido autorizado por la redacción de La jornada; y no respecto de los comentarios mismos. Entiendo todo eso y me parece lógico, pero lo veo como un error de concepción de la funcionalidad de la página web. En realidad, deberían dejar los comentarios abiertos permanentemente, sin pre-censura de ningún tipo, y permitirle a los usuarios-lectores que todo lo escrito en respuesta a los contenidos, y a las respuestas mismas, apareciera en cuanto le dieran clic al botón de enviar (o responder o submit o lo que sea).

Yo creo que debería salir todo lo escrito, cada reacción, cada insulto, cada estupidez, cada obscenidad, lo que demostraría la clase de público que está leyendo y comentando. A lo mucho, le pondría un botón para que los mismos lectores denunciaran comentarios inapropiados, y ya sea que el censor (que de este modo conservaría su empleo) evaluara si en verdad la respuesta señalada no es apropiada y la eliminara, o bien, que conforme fuera denunciado, el comentario adquiriera karma negativo y fuera escondiéndose hasta quedar solamente el título y un indicador con el número de votos en contra que recibió (aunque de todos modos visible, si el usuario-lector final diera clic en el). Este modelo de autorregulación puede parecer insuficiente, pero así funcionan sitios con igual o mayor carga de visitas como Slashdot, y se alcanza un reflejo más preciso de la comunidad que frecuenta el sitio web. Aún así, podría solicitarse a los usuarios que se registraran con un e-mail para poder comentar. El e-mail es un identificador único en la www, así, tras el registro se enviaría un link de confirmación a la cuenta de correo electrónico del solicitante, y sólo tras hacer clic ahí uno tendría derecho a participar. Claro, si un miembro registrado se pasa de idiota, y los demás miembros de la comunidad lo denuncian, y la dirección editorial y/o el censor así lo determinan, se le puede suspender o desterrar de la tribu.

En otro tema, Loana entrará dentro de no mucho a la guardería (al reformatorio), y aunque sé que le va a hacer bien, y que el contacto con otros niños la va a avispar, y que la disciplina del lugar va a regular mejor sus horarios, y que se abrirá su mundo, y que probablemente cambie su carácter con mi musa y conmigo (últimamente ha estado bastante berrinchuda) para mejor; no deja de oprmírseme el pecho y de hacérseme un nudo en la garganta de pensar en dejarla solita entre tanto adulto y niño desconocido. Me gustaría que fuera una cabroncita bien hecha y que se hiciera su lugar intimidando a punta de mordidas y arañazos a los otros bebés en lugar de que la intimidaran a ella... Me angustio por primerizo. Estoy seguro que se me irá pasando.

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