4 de agosto de 2010

Próximo objetivo: aprender a cotizar correctamente

Llegó Absorto el lunes a las 23:40 mientra yo escribía, tocó el timbre y arriesgó el sueño de Loana, le abrí, subió, y estuvo un rato haciendo preguntas y conversando en voz alta, empezó a platicarme de un desarrollo para el cual podría requerir una mano, algo interesante, aún sin precio, no sabemos bien aún quien es el cliente (su verdadera capacidad económica, cuánto está dispuesto a invertir), y todavía no sabemos cotizar de manera precisa. Uno de los mayores dilemas de nuestro quehacer programador/desarrollador, es no saber evaluar. No saber decir que x cuesta tanto, y y cuesta estotro, etc. Ajustarse a las posibilidades del probable cliente para no perderlo no es buena estrategia, pues es jugarle a la baja y despreciar el propio trabajo. Pero llegar con el prospecto y ofrecerle algo a precios imposibles de pagar como si se tratara de IBM o Microsoft es casi casi una garantía de no cerrar el trato.

Por otra parte evaluar correctamente, y luego ofrecer el trabajo por un precio más o menos fijo, presenta el mismo riesgo de llegar con precios demasiado altos. Pero al menos ahí, si al que le estamos coqueteando decidiera que nuestras soluciones son caras, el jodido sería él y nosotros podríamos dejarlo ir sin remordimientos. La ventaja de hacer una buena evaluación y oferta, es que nos da la seguridad de que estamos vendiendo algo al precio que vale, es decir, ni nos están explotando por negligentes, ni nos estamos pasando de lanza. Aclaro, no estoy en contra de pasarme de lanza. Si el cliente fuera una empresa enorme, o una institución de gobierno, y el fulano de compras me pidiera una jugosa comisión, yo le cotizaría con base en la comisión que estuviera pidiendo, la cual no debería representar más del cinco por ciento del total cotizado. Pero todo dependería de tener la amafiada complicidad del comprador.

En fin, que Absorto me estaba platicando deste proyecto y en eso se levantó mi musa y vino a unirse a la conversación. Nuestro amigo volvió a explicar de qué se trataba, y mientras tanto dió la una de la mañana, y yo teniendo que levantarme al otro día a las cincocuarentaycinco, con el post aún por terminar, y sabedor de que Loana se despertaría a las dos con hambre. Así que cuando llegó el momento en que Absorto y mi amada propusieron que trabajáramos en la evaluación del proyecto yo protesté y me negué más o menos enérgicamente alegando las razones recien escritas. Silencio. "Podías haberlo dicho de un modo más amable" comentó algo ofendida mi compañera. Nuestro cuate captó que ya no eran horas, que ya no es como antes que podíamos estar ahí hasta que se nos amaneciera, y optó por retirarse. Luego me sentí culpable, pues de hecho lo corrí, pero ese es el destino de cualquiera que obstaculice mi escribir, y no considere mis deberes paternos y mi madrugadora entrada al empleo. Esto es, hay un momento en la madrugada que es mío, y que no voy a cederle a nadie, a no ser que ya haya un monto monetario apalabrado y asegurado (como cuando pasé varios días hasta las seis de la mañana trabajando en ondas de la cnbv). Cualquier interferencia con ese espacio, a menos que sea algo relacionado con mi cría, es tomado como una invasión y rechazado.

En fin, espero no haber herido susceptibilidades.

1 comentario:

choco Nocturno dijo...

Una vez yo leí que un way gringoso consultoroso proponía una fórmula para el cobro de proyectos. Era en realidad sencilla.

Preguntaba, ¿cuál es el suedo anual que quieres tener?

Entonces, después de hacer una concienzuda evaluación de los tiempos en días en los que el proyecto debería terminarse, hacía la división.


($x/1year)
----------- (díasProyecto) = $coins
365 días


Eso da como resultado el precio que debes cobrar por proyecto. Hasta eso me parece sensato, mas la cosa es de verdad hacer un buen análisis del tiempo de ejecución. Eso siempre me ha resultado difícil.