6 de noviembre de 2010

Manzoni y Kernohan

Acabo de terminar el segundo capítulo de I promessi sposi, o Los novios, de Alessandro Manzoni. Es un libraco de como 9 centímetros de ancho, casi tan grueso como el pequeño Larousse. Seguramente en su época se acostumbraba a escribir esos culebrones, o probablemente fue como con lo escrito por Dumas: que eran entregables semanales para publicarlos como entretenimiento en los diarios, y pagado por palabra. Me divierte que cada capítulo hasta ahora puedo resumirlo en unas pocas frases (ayer me puse a hacer el experimento).

E.g. Cap.1. Don Abbone, cura del pueblo va tranquilamente hacia su casa y lo interceptan dos bravos (dilación en qué y quienes eran los bravos) los cuales le advierten que no debe efectuar el matrimonio entre dos personas so pena de represalias. Don Abbone se va a casa atemorizado y le cuenta todo a Perpetua, su sirvienta. Cap.2. Llega Renzo (En realidad Lorenzo) a ponerse deacuerdo con el cura para ver a qué hora empiezan la boda. Don Abbone le dice que no va a ser posible e inventa excusas poco verosímiles. Renzo se va furioso pero en el camino se encuentra a Perpetua, y obtiene la insinuación de que alguien poderoso está impidiendo el matrimonio. Regresa hecho un demonio con el padrecito y le saca la sopa y se va a ver a la novia para explicarle lo sucedido.

Y ya, hasta ahí voy, y me está gustando, me parece que de hecho originalmente debió haber sido una novela por entregas, porque de capítulo a capítulo van dejando en suspenso al lector. Me interesaría hacer el experimento al revez, es decir, planear una novela haciendo resúmenes de cada capítulo, y luego ponerme a desarrollar el texto de manera más extensa. Algo así como los guiones libres empleados por el Bergman, en los que según cuentan él sólo daba la situación inicial, el tipo de conflicto, y los actores se ponían a improvisar con esa línea. En este caso el actor sería yo, tendría la línea del resumen, pero ¿qué tan improvisado puede ser cuando se puede corregir y recorregir antes de publicar?.

Por otro lado, estoy leyendo un librito que encontré navegando la página de Richard Dawkins llamado Guia para los sin dios, de Andrew Kernohan, profesor de filosofía en la universidad de Dalhousie, en Halifax, Nova Scotia, Canada: O sea hasta casa de la chingada, en el mar nórdico. Es un lugar al que mis papás fueron, creo que al cumpleaños de mi mamá. La cosa es que el librito está buenísimo, con una redacción bastante simple y quiero traducirlo al español, y lo empezaré a hacer a partir del próximo post de esta sección, no sé cuantas entregas serán, pero puesto que ya se me acabó la traducción de Anarquismo triunfante me parece adecuado empezar otra. Próximamente intentaré contactar al autor para avisarle y decirle que le mandaré mi traducción al español en cuanto esté terminada.

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