Todo sube solo. Sólo mi economía no.

La renta del departamento citadino en que habitamos mi musa, mi pequeñuela, y yo, subió poco menos del cinco por ciento a partir de diciembre (o sea de pasado mañana), pero a estas alturas es un trancazo que representa el pago del teléfono, o de 10 paquetes de toallitas limpia-nalguitas. Tal vez tendría que pensar en ir buscando otro lugar donde vivir y/o en ir tramitando mi crédito del infonavit, en el cual según esto ya puedo disponer de una modesta suma. Lo que si es seguro es que el estilo de vida debe subir (o ya de perdida sostenerse), y que desde que llegó la bebé ningún descenso es aceptable.

Para mantener nuestro estilo de vida he estado freelanceando a toda madre (y a toda máquina) con un amigo que ha logrado bastantes tratos que han incrementado atractivamente mi currículum, pero sigo al día y permanentemente al borde de la quiebra... Eso sí, he logrado anticiparme un mes en la compra de pañales y demás perecederos para Loana, con lo que, fuera del pediatra y las vacunas que no nos otorgue el seguro, ya están todos los gastos loaninos cubiertos.

Bendito sea Júpiter este mes recibiré mi aguinaldo, con lo que mis angustias disminuirán temporalmente, podré reparar el golpe que le di al coche en mayo, comprarme algunos pantalones, e invitar a comer a algún restaurant a mi amada. De cualquier modo, necesito moverme más, buscarle más, y encontrar la manera de subir mis ingresos, porque, como bien se sabe, todo sube de precio pero los salarios permanecen bajos.