31 de marzo de 2011

Ay tilín tilín tilín

Recuerdo que en Rayuela, en la segunda parte, se habla de cómo Traveler tenía una de esas obsesiones raras, quería soñar algo con Talita, su amada y amante esposa. Es decir, no bastaba con que sólo él soñara a Talita en su sueño, ni con que ella lo soñara a él solamente; sino que él, Traveler, mientras la soñaba a ella, tenía que estar también en el sueño de Talita, y tenían que ver el mismo escenario y soñar los mismos eventos. Traveler hasta se dormía con la cabeza pegada a la de su esposa, e intentaba recordar su sueño todas las mañanas y se lo platicaba a Talita y a su vez escuchaba el della. Una vez estuvieron cerca, y aunque no se vieron, en el sueño vieron casi lo mismo, pero nada contundente. Ahora bien, ¿por qué era importante eso para el personaje?, no lo sé de cierto, pero tengo una hipótesis.

¿Qué implicaciones tendría que dos personas se soñaran juntas mutuamente, y vieran simultáneamente los mismos acontecimientos oníricos? a) que al momento del sueño algo de nosotros incorpóreo se va a otro lado, b) que existe otro lado donde los sueños se sueñan, un lugar paralelo al mundo, con reglas distintas, c) que de hecho ese algo incorpóreo de nosotros se desprende del bulto y sale a pasear de manera autónoma, sin necesidad de ese pesado y engorroso cuerpo. Bueno, ya de ahí a estipular que la vida después de la vida es posible, y que tal vez sólo es cosa de un poco de práctica onírica, sólo son uno o dos pasos.

Pero de verdad habría que comprobar que dos personas soñaran lo mismo y se encontraran en el sueño, y actuaran coordinadamente, para lo cual se podría montar un experimento, algo como que durmieran en lugares separados y distantes, y los interrogaran en la mañana unos investigadores respecto de sus sueños, sin recibir ninguna clase de retroalimentación por parte de su compañero de sueños. Es decir, habría que eliminar la posiblidad de que uno de los dos, al oir el relato del sueño del otro, dijera que sí, que eso mismo soñó él/ella. Y habría que hacerlo repetidamente, por unas tres o cuatro semanas para evitar la posibilidad de que los sujetos se pusieran de acuerdo previamente.

Ahora bien, a mí y mi musa nos pasó algo como lo de Traveler y Talita. Yo rara vez sueño, o bueno, rara vez recuerdo mis sueños; pero una mañana al despertar, amanecí con el virus mental de un son:

Ay tilín tilín tilín
Ay tolón tolón tolón
Que bonitas que bonitas
Las hijas de don simón

Y lo empecé a "cantar", sin saber de donde venía ni nada, pero con la tonada metida en mi cabeza. Entonces mi compañera abrió los ojos y me dijo sorprendida que había soñado con una fiesta donde ella había bailado sones veracruzanos... Y ya, eso es todo, si en el sueño estuvimos juntos, y bailamos o escuchamos esa música, no sabemos, pero quedan esos vestigios, mi virus mental y su sueño, que convergían. Claro que bien podría ser que en esa semana hubiéramos ido al Bajío, restaurant que le gusta mucho a mi amada, y en el que hay un trío de soneros, y que lo que hayamos escuchado ahí repercutiera en nosotros esa noche. Como sea, fue una linda coincidencia.

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