7 de marzo de 2011

Proponer experimentos científicos

Ya lleva un tiempo de esto, pero me he dado cuenta más y más en últimos años. Se trata de creencias populares que no tienen ningún sustento físico o químico o biológico o científico. Por ejemplo, la creencia de que si uno recibe o provoca chispas eléctrostáticas en contacto con otra persona, es porque tiene amibas. O la otra, según la cual si uno se enferma de cáncer es porque es envidioso, tacaño, corajudo, etc. O si uno se enferma de la garganta es porque se guarda cosas que decirle a otra persona. O si se tienen hongos en los pies es porque uno ama menos a su pareja de lo que esta lo ama a uno... Ok, lo acepto, la última la acabo de inventar yo, pero las tres primeras son ideas que existen allá afuera, en el ether, y que, me averguenza decirlo, también mis papás comparten.

La idea de las amebas es horriblemente absurda. No sólo porque el 99.9999% de los seres humanos tenemos parásitos de muchos tipos (incluyendo algunos bichos con los que estamos en simbiosis, más que en relación de parasitismo), sino porque si eso fuera cierto habría algunos individuos que, independientemente de su ropa y ambiente se la pasarían dándole toques electrostáticos a otros, pero sólo a aquellos que a su vez tuvieran parásitos, mientras que aquellos libres de amebas nunca recibirían ninguna descarga.

De la idea del cáncer ya hablé en otra ocasión me parece que no hay mayor sustento que el rumor pasado de boca en boca. Personas que se sentían incómodas y/o despreciadas y/o maltratadas por el enfermo/difunto de cáncer, se ponen a hablar mal de él, a decir que si es/era muy envidioso, muy rencoroso, muy alguna-actitud-reprobable y por lo mismo le dio/murió de cáncer. Como si hubiera una especie de justicia interna que nos condenara y ejecutara por portarnos mal. El cáncer como una deidad justiciera.

De las enfermedades de las vías respiratorias, ¿cómo decirle a la que profirió esa barrabasada que también existen bacterias y virus, y que a veces, por resequedad en el ambiente u otros factores uno es susceptible de contraer enfermedades y las condiciones son propicias para que el bicho atacante se propague... De verdad es un escándalo que toda esa pseudociencia esté ahí flotando y que tanta gente caiga.

Otra, los que hablan de este tipo de diagnósticos de repente invocan a la metafísica para suplir su falta de pruebas científicas. La metafísica, rama perfectamente legítima de la filosofía de la que forman parte la ética, la estética, etc, que se contraponía con el estudio de los cuerpos naturales (o sea que era la rama dedicada al estudio del pensamiento, razonamiento, y sí, hasta el álma -psijé-), ahora tristemente empleada como englobadora de todo lo paranormal.

Creo que de ahora en adelante, cuando escuche hablar de ideas tan bobas como las arriba mencionadas, propondré experimentos para confirmar/desmentir dichas aseveraciones. Por ejemplo, propongo que tras una desparasitada a conciencia dos personas se vistan con nilon y lana, y empiecen a frotarse y correr y brincar y agitarse hasta que tengan suficiente carga estática; y que luego se acerquen y se toquen (un toque como el de la capilla sixtina, nada cachondo ni erótico), si los recien desparasitados no se dan toques electrostáticos entonces la teoría de las amebas se gana un punto, si sí, entonces pierde uno. Y así proponer 10 pruebas para anotar 10 puntos, si al final la teoría parasitaria de la electrostática obtiene arriba de 7 puntos, concedo parcialmente en ella, y digo parcialmente porque pasamos a la fase experimental sin tener una hipótesis o teoría de porqué las bacterias estomacales producen ese efecto... Para el cáncer pediría un susténto teórico, ¿qué elementos bioquímicos produce el rencor que sean cancerígenos? y por supuesto, un estudio con una población de unos 50-100mil pacientes de cáncer, encuestarlos, interrogarlos acerca de sus rencores, odios, enojos, envidias, y todo lo que dicen que causa cáncer (Aunque aquí habría que encuestar también a una población similar pero de personas sanas). En fin, total que sí, cuestionaré sus convicciones, pero con propuestas de experimentos sensatos que, si no se han hecho es porque o bien para un verdadero científico carecen de interés, o bien porque los interesados en que el rumor siga se dan cuenta desde el principio, desde el planteamiento del experimento, que tendrían que reconocer que sólo es un rumor y no había ningún sustento para su "certeza".

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