Loana extrañó un montón a su mamá ahora que ella estuvo fuera. La primer noche, a partir de las tres de la mañana se despertaba cada 20 minutos y decía, con voz quebrada y llorosa: "¿mamma?"; ante lo cual yo le explicaba que mamá estaba en un evento, pero que regresaría pronto, le cantaba el che-araña en voz baja y ella volvía a dormir. La segunda noche durmió de corrido, pero porque no había dormido casi nada en todo el día, había ido a natación, y también había estado pidiendo a la mamma. Total que el jueves que llegó su mamá, Loana sonrió aliviada, claro, pero inmediatamente después se puso seria, y se puso de groserita con mi amada. ¿Se ofendió acaso por la ausencia?, tal vez, aunque yo siento que ofenderse es también una estrategia, un modo de presionar para obtener algo... Pero en el caso de mi beba fue un enojo que se le pasó rápidamente.
Hoy (día de publicación deste post), llevaré a mi chamaca a nadar. La llevé el sábado pasado, y llegando se puso a llorar, mientras la desvestía se resistía, cuando guardé su ropa a la mochila se arrojó sobre ella, la sacó, y me la entregó como diciéndome que la volviera a vestir y nos fuéramos. Una vez dentro del agua, se fue calmando y empezó a pasársela bien, poco a poco fue disfrutando, y para cuando sonó el timbre y la saqué del agua, se puso a llorar pero ahora porque ya se había acabado. Su mamá me la recibió y en el vestidor, Loana agarró con fuerza, para que no se lo quitaran, su traje de baño, como diciéndole a mi compañera que se lo dejara puesto, porque ella regresaría al agua. A ver cómo nos va al rato, tal vez ya no llore tanto al entrar, o tal vez al salir... ya veremos.
26 de marzo de 2011
De echar de menos a ofenderse, y natación
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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