27 de mayo de 2011

Promover la alfebetización es clave

En esta semana he estado oyendo grabaciones de pláticas e intervenciones de Emmanuel Todd, y me parece un tipo hiper conciente del rumbo que tienen las distintas naciones y cómo irá cambiando la humanidad. Es un demógrafo e historiador genial, cuyos axiomas son: cuando sube la tasa de alfabetización en las mujeres, automáticamente baja el número de hijos por mujer. Es más, él opina que lo que dirige al mundo y a la historia no es la economía (en ese sentido se dice anti-neoliberal y anti-marxista simultaneamente, pues ambos pusieron por encima de todo a la economía), lo que dirige al mundo, decía, es en primer lugar la educación. Mayor alfabetización entonces, produce menor fertilidad, menor fertilidad produce un cambio de las estructuras familiares, y un cambio de las estructuras familiares produce un nuevo tipo de sociedad.

Me gustó mucho una plática en la que hablaba de uno de sus libros más recientes, Aprés la Democratie, en la que, en un momento dado, desmiente todo el mito de los terroristas musulmanes. Dice que estadísticamente los occidentales europeos y americanos tienen muchísimo menos que temer por parte del terrorismo árabe de lo que tienen que temer los medio-orientales musulmanes por parte de los occidentales. Y explica que el fundamentalismo a ultranza y radical es sólo una reacción por parte de la religión que se ve arrinconada y acorralada, y a la que ignora la mayoría de las personas que ahora saben leer y escribir, y que tienen familias más pequeñas.

Decir, como dice el buen Tonatiuh Díaz Alegría, que el islam es intrínsecamente violento, es desmentido por los hechos concretos de que él, como todos los demás mexicanos, nos subimos confiados al metro, o nos metemos a los edificios públicos sin ningún temor, y los gringos, y los europeos también, y eso que hay comunidades musulmanas por todos lados, México incluído. Por el contrario en Irak o Palestina, acercarse a un puesto de control (o check point) gringo o israelí, aunque se haga lenta y precavidamente, es bastante de temer. La cosa es que en el mundo árabe también está cambiando la sociedad gracias a la cada vez mayor alfabetización, y eso va a repercutir en que cada vez haya menos religiosos fundamentalistas fanáticos.

Hay otro libro de Todd titulado Le Rendez-vous des civilisations, en el que habla a fondo de estos asuntos demográficos en el múndo islámico. Sus análisis han sido bastante certeros en el pasado, predijo el derrumbe de la URSS unos años antes de que sucediera, y así pasó, siendo que ni la CIA se lo esperaba, predijo el derrumbe gringo desde 2001, aunque él creía que sería más lento, unos 15 o 20 años, pero al parecer ya está a la vuelta de la esquina con todo y rescate bancario y demás. Y por supuesto sus análisis actuales son tan sensatos, que no hay razón para creerlos inexactos. Ambiciono algunos de sus libros, ahora que mi mamá anda por el viejo continente le pediré a ver si puede conseguirme alguno.

2 comentarios:

Drivexcite dijo...

Según recuerdo, los gringos y los europeos ya han tenido sus ataques terroristas vinculados al terrorismo islámico. Nosotros no. Y eso de que nosotros nos sentimos más seguros... es al menos impreciso; intenta reemplazar por cualquier otra ciudad de la república y ve si tu afirmación sigue teniendo sentido. Por otro lado, yo me subo al metro bastante confiado, de la misma manera que me subo a un avión o aun autobús, pero por una razón distinta: porque a pesar de que siempre existe una probabilidad de morir, dicha probabilidad es diminuta. Ni los neoyorkinos después del 11 de Septiembre de 2001 han dejado que la paranoia y el miedo a los delincuentes (terroristas, lunáticos y sexualmente reprimidos) dominen sus vidas.

persona.vitrea dijo...

Arghs, sí, pinchis narcos, yo no iba a Matamoros por nada del mundo, y eso que no soy moro :-P

A Ciudad Juárez ni se diga...

Pero precisamente, la probabilidad de un ataque dese tipo es diminuta, no nula, pero diminuta. Compara esa probabilidad con la de recibir un bombazo de la OTAN si vives en Trípoli y de ahí que algunos consideren que los países islámicos sean las víctimas, no los villanos.

(Y conste que sigo sin aprobar los pasajes violentos o represores del Corán, etcétera)