Ayer nos vino a visitar un amigo al que hacía años que no veíamos. Es un personaje bonachón, tranquilo, agradable, platicador y muy creativo. Nos trajo una copia de un librito que acaba de hacer artesanalmente, él lo imprimió en casa, cortó las hojas, lo encuadernó, etc. Le quedó increíble.
Nos platicó también que es parte de un programa de integración social que enseña a las personas, entre otas cosas, habilidades de comunicación para con ellos mismos, pero también para con sus familias. Para esto ha ido a penales a conversar con los reos y a trasmitirles ese conocimiento para que cuando salgan puedan vivir mejor y tomar mejores decisiones. Según entendí, en el programa se hace hincapié en la responsabilidad personal de los actos, así como en otros valores como el perdón, la aceptación, etc. La labor es buena, porque la gente que recibe ese tipo de asesoría o plática reflexiona y cambia su estado mental.
Yo le pregunté que cómo lograban que los reos, digamos que llenos de frustración y odio para con su circunstancia personal, sabiéndose incluso inocentes del hecho que se les imputaba (lo que los hubiera frustrado aún más con su situación), escucharan y se abrieran a su discurso. Él mencionó varios puntos, el primero era que él había sufrido el mismo cambio y pasado por el mismo proceso que le proponían a los reos, o sea que no hablaba desde la teoría sino desde la experiencia; el segundo era que se les iba a hablar, pero que ellos decidían si les interesaba o si no, quienes no pues no entraban al programa; el tercero era que se les hacía ver que ellos estaban ahí porque habían hecho algo, aunque no fuera un crimen, que los puso en una situación comprometida.
"Sí pero ¿qué tal que de verdad el reo no hizo nada?, ¿qué tal que iba pasando por donde acababan de asaltar, y unos policías le vieron parecido o la misma ropa de la descripción, y lo encerraron sin que tuviera nada que ver en el hecho?", insistí, y entonces me explicó que ellos manejaban el rollo de que "lo que siembras cosechas" (o como quien dice del karma), quizá no hubieras estado relacionado con el crimen por el que te entambaron, pero habías hecho algo malo a alguien más, o en tu interior estabas lleno de maldad y envidia, o cosas así, y entonces la vida, o tu inconciente, o el destino, o el gran sancionador universal, te habían castigado por tus pecados.
Tal vez ese choro funcione para con personas sin mucha cultura que están de algún modo buscando razones para justificar una circunstancia tan adversa, pero en mi caso pienso que ¿qué pasa con un "santo" o alguien intachable hacia el que se comete una injusticia?, ¿sembró algo malo y lo está cosechando?, ¿o será que como con Job, el gran hijoputa divino lo esté poniendo a prueba?, ¿o qué tal aquel que es un maldito, genocida y estafador, al que no le deja de ir excelentemente y se mantiene en la cúpula del poder?, ¿será que lo están dejando actuar mal para castigarlo más adelante?, ¿y si nunca lo castigan y siempre le va bien con sus maldades? No, definitivamente si yo fuera un reo injustamente encarcelado no me venderían tan fácilmente esa idea de que "lo que sembré coseché", me parecería una mentira descarada.
Esto último no le quita valor a lo que este amigo hace, pues reintegran a personas maleadas a la sociedad. Supongo que en este caso se trata de una mentira piadosa, y más piadosa en cuanto a que él lo cree.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario