12 de septiembre de 2011

Cui Prodest? (¿Quiénes son los beneficiados?)

Pues sí, hace 10 años según esto un puñado de 19 atacantes suicidas secuestraron cuatro aviones y cambiaron al mundo. Yo soy de los conspiranóicos que creen que no fueron esos pobres diablos los que lograron derribar tres rascacielos de dos avionazos y uno de los lados del pentágono de otro. Más allá de las implicaciones que lo complicarían (decía un amigo que es más fácil pensar que 19 fanáticos lograran filtrarse por la seguridad aeroportuaria, y luego ejecutaran los ataques --acordes con la naturaleza de islam (sic)--, que pensar que personal del más alto nivel estuviera involucrado en una operación secreta que planeara y llevara a cabo no sólo el ataque aereo para proveerse de una fachada, sino además una demolición controlada de los edificios), creo que algo más turbio y más fétido estuvo en el fondo de todo.

Según mi amigo es más fácil pensar en pequeños grupos de atacantes todos igualmente dispuestos al martirio (por la naturaleza de su religión), capaces de imponerse con cutters a 130 pasajeros y a los pilotos, capaces de tomar las riendas de aviones que nunca habían piloteado en sus cursos de vuelo básicos, capaces de volar, girar, apuntar y estrellar esos equipos con una puntería asombrosa en los rascacielos que al poco rato se cayeron. Al mismo tiempo es más fácil pensar en que la corrupción de los arquitectos que construyeron esas torres entre los años 70-73 fue tal que no le pusieron los materiales con los que habían sido concebidas, o que las torres tenían errores en el diseño (el cual, según esto, estaba hecho precisamente pensando en que se estrellara un avión en cada una y que aun así aguantaran el impacto). Es más fácil pensar, pues, que el fuego encendido por el combustible, más el daño estructural que provocó el avionazo entre los pisos 93 y 99 de la torre norte (por poner un sólo ejemplo) no sólo tiró los 10 pisos de acero y concreto superiores al impacto, sino que se llevó abajo a todo el rascacielos de modo vertical, sin inclinarse, ni dañar más allá de cierto perímetro.

En resumen, es más fácil pensar que 19 incompetentes (porque no tenían el conocimiento para volar esos aviones, que no son como los coches, que casi casi manejando uno los manejas todos) tras 270 horas de práctica en avioneta, lograron la hazaña de centrar tres aeronaves en tres edificios de modo perfecto. Que los constructores y arquitectos en los años 70 eran corruptos y usaron materiales de menor calidad de la debida. Y que el diseño en realidad era deficiente y no soportaba lo que los que lo hicieron dijeron que soportaría (sin embargo, las torres soportaron por 30 años vientos de hasta 200 km por hora sin ningún problema, tal y como lo habían previsto los arquitectos). Que las torres se desplomaron verticalmente prácticamente sin resistencia inferior, y que el edificio 7, construido en 1985, sin ser impactado por ningún avión, se desmoronó igual verticalmente y prácticamente a velocidad de caida libre.

Por otro lado, pensar en una demolición controlada incluye: que se hicieran planes para demoler esas torres al menos seis meses antes, que varios equipos de demoliciones profesionales trabajaran en eso por un buen rato, que hubiera gran cantidad de gente involucrada (de los medios, de seguridad, de demoliciones, de la política; de grupos de intereses comunes, pues), que supiera que iban a obtener grandes beneficios antes y después de los "ataques", etc.

Según mi punto de vista hay que proceder como los antiguos romanos y preguntar Cui bono? (¿A quién beneficia?). Sabemos que los 19 presuntos atacantes suicidas debían creer en las setentaytantas vírgenes que los esperaban en el paraíso. Pero, ¿de verdad tienen esa fe los que tienen fe?, entonces en el mundo los musulmanes ya no deberían existir, porque todos sin excepción habrían estado anhelando el martirio desde los tiempos de Mahoma en lugar de buscar la prosperidad y de intentar darle lo mejor (según sus parámetros) a sus familias, y por lo visto ese no es el caso. Por otro lado, podemos ver a Larry Silverstein para poner un ejemplo, personaje que ganó, gracias al derribo de las torres, casi seismil millones de dólares al cobrar el seguro. Bush y Cia. obtuvieron las guerras que tanto querían, y todos eran accionistas mayoritarios en compañías de armamento, etc. Cui bono? Pues ahí está el pan.

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