Anoche mi amada se sintió mal. Se sintió tan pero tan mal que la llevé al hospital. En realidad nos trajo (sí, desdel mismo hospital escribo) mi papá que había ido a visitar a su nieta junto con mi mamá. Mi mamá se quedó cuidando a Loana y yo me quedé haciendo guardia en el bendito y horrendo hospital.
Me quedé por procedimiento, más que por devoción, en realidad si van a darme info hasta mañana, deberían pedir un teléfono y mandarlo a uno a casa. Una vez que admitieron a mi amada me dijeron que me fuera a sentar a unas sillas de metal incomodísimas mientras la valoraban. Cuando finalmente la valoraron me mandaron llamar, me entregaron su ropa en una bolsa de papel, me hicieron algunas preguntas para llenar un formulario, y me dijeron que me darán más información a las diez de la mañana (o sea en unas 8 horas), y yo tendré que permanecer aquí a la espera de nuevas por si se presentara alguna emergencia y fuera necesario trasladar a mi paciente (así le dijeron) debe haber aquí un familiar para que se le avice o para que autorice.
Así, estoy en una banca de metal a la una y media de la madrugada, escribiendo un post. Según lo poco que me dijeron cuando me llamaron, es ligeramente improbable que Lucas nazca hoy, o al menos me pareció que intentarían posponer la llegada de mi vástago a este mundo un par de semanas. De cualquier modo, creo que yo hoy no dormiré, y al rato, no iré a trabajar. Actualizaré si algo más sucede.
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