Esencia
Debemos buscar un modo mejor de llevar juicios de valor a teorías de desarrollo del potencial humano. Una posibilidad es elegir para su desarrollo sólo aquellos aspectos de la naturaleza humana que son esenciales del ser humano. Por ejemplo, es una característica esencial del oro que un átomo de oro contiene exactamente setentaynueve protones en su núcleo. Tener setentaynueve protones es lo que lo hace a un átomo de oro, y no un átomo de otro elemento. Si, por ejemplo, un átomo tuviera ochentaydos protones, entonces necesariamente no sería de oro sino de plomo. Aún cuando tener setentaynueve protones en su núcleo distingue al oro de otros elementos, sigue siendo una característica intrínseca del oro. El número de protones en un átomo de oro es una característica intrinseca del oro porque no depende de la naturaleza de otros elementos. Tal vez la naturaleza humana tenga características esenciales similares que determinen el potencial humano.
Notemos, sin embargo, que los seres humanos son entidades mucho más complejas que los átomos de oro, y que determinar la esencia de la humanidad será correspondientemente más difícil. El candidato más probable para la esencia humana es la configuración genética. Cualquier ser con una configuración genética idéntica sería un ser humano. Sin embargo, incluso si los científicos descubrieran los genes esenciales de la naturaleza humana, todavía tendríamos que hacer juicios sobre lo que importa. La relación entre la configuración genética humana y el potencial humano es compleja. Nuestra configuración genética humana compartida nos permite el desarrollo de muchos potenciales. Permite no sólo la racionalidad y la producción social cooperativa, sino también el sentido del humor y matar por placer. Sigue quedando en nosotros el decidir qué potenciales son triviales, cuales son malvados, y cuales vale la pena desarrollar. Así pues, demostrar que alguna característica es esencial a la naturaleza humana no es suficiente para enseñarnos qué potenciales le permiten tener sentido. Seguimos teniendo que apelar a una fuente de valor mayor que nos muestre que desarrollar tal potencial vale la pena.
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