30 de octubre de 2011

Qué linda está la mañana

Ayer fue el verdadero cumpleaños de Loana, los anteriores fueron festejos anticipados porque las probabilidades de que para estas fechas mi amada estuviera hospitalizada y recién parida eran bastante altas. En la mañana de ayer, pues, planificamos ir al papalote: museo del niño, pero se nos hizo tarde, y llegar allá a las seis para estar cuando mucho una hora, y para los precios de los boletos, y sin aprovechar la megapantalla, no nos pareció tan buena idea, así que nomás nos fuimos con mis papás (los nonnos, o en italiano "i nonni") a comer spaghetti, el platillo favorito de mi dragoncita, luego ellos se fueron a comprar los boletos del museo para ir hoy, y nosotros nos fuimos a seguir festejando a casa de mis suegros (los abuelos, en español "los abuelos").

Antes de llegar a lo de los abuelos fuimos al mercado, a ver si le comprábamos un disfraz de halloween a nuestra monstruita, pero ninguno nos satisfizo, la mayoría parecía indumentaria de sexoservidora, lo cual según mi parecer es un poco más grotesco de lo normal para estas fechas. En casa de mis suegros mi amada adornó con kitty un pand'oro, que es como un panettone pero sin frutas secas (yo hice varias veces la broma de que en realidad era le macho de las Pandoras, por el recuerdo de una mastín napolitana que tenía mi papá que así se llamaba, pero luego recordé que Pandora es un nombre propio mitológico). Le cantamos las mañanitas a mi pequeña, se tomó su biberón, comió un par de bocados de pand'oro, y se quedó dormida. Al final del día mi musa y yo nos echamos una partida de Continental con mis suegros (cuñada y sobrina) y no nos fue tan mal.

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