El nuevo miembro de la famiglia llegará en algún punto de las próximas tres semanas y todavía no nos decidimos por un nombre (seguimos diciéndole Matute). Estoy nervioso y algo tenso, cuando nazca tomaré vacaciones y pasaré dos semanas en casa ayudando a mi musa y cuidando del pequeño. Le dijeron a mi amada que por procedimiento, puesto que no han pasado dos años desde la última vez, en esta ocasión también tendrá que ser con una cesarea, con lo que estará convaleciente largo rato tras el nacimiento del crío. Creo que va a ser tan despierto y vivaracho como su hermana mayor, los primeros meses son siempre los más duros, pero luego poco a poco irá creciendo, y los ritmos volverán a tener unos espacios aceptables y normales.
Mientras tanto Loana anda súper chipil y exigente, impaciente y madreadora. Si uno la contraría más allá de su breve paciencia intenta de inmediato morder, si no puede morder, trata de pellizcar, si no lo logra al menos suelta uno o dos manazos; y parece que así anda también en la escuela, pues ya nos han reportado jalones de pelo y pellizcos contra sus compañeritos. También le ha dado por dormir una siesta en la tarde, y luego mantenerse despierta hasta las doce de la noche, pasando el tiempo con nosotros que para esos momentos ya estamos ligeramente tronados.Al mismo tiempo mi musa está toda adolorida de las articulaciones, con náuseas, reflujo, y todos los malestares propios del último mes de embarazo, que hacen que mi amada ya esté pidiendo esquina.
Yo por mi parte debo conservar la calma, estar presente, cuidar a mi compañera de la brusquedad de Loana, etc; he seguido leyendo, viendo series y películas (el fin de semana me aventé la trilogía de Transformers, y la neta me esperaba que fueran peores), escribiendo, programando y conviviendo con mis seres queridos.
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