Consideremos, también, el siguiente experimento mental: Un potencial es distintivo de los seres humanos sólo si los seres humanos tienen ese potencial y los seres no humanos no. Supongamos que los humanos, y sólo los humanos, tienen en la actualidad el potencial de trascender su conciencia ordinaria a través de la meditación y otras disciplinas espirituales. En el presente, trascender la conciencia ordinaria es un potencial distintivamente humano. Supongamos que, en el futuro, los chimpancés fueran a evolucionar y adquirieran el potencial para meditar y trascender la conciencia ordinaria. Entonces el potencial para trascender la conciencia ordinaria ya no sería una propiedad distintivamente humana. En ese punto, ¿será acaso que alcanzar estados trascendentes de conciencia pierda repentinamente su valor? Más probablemente un practicante de la meditación opinaría, que las vidas humanas no pierden su potencial para encontrar sentido, sino que las vidas de los chimpancés adquieren ese mismo potencial. Entonces no es porque el potencial de trascender la conciencia ordinaria sea distintivamente humano que es importante.
La estrategia de la distinción hace al sentido de la vida dependiente de características extrinsecas, características no de humanos, sino de otras especies. Absurdamente, el sentido de la vida no dependería entonces de cómo son los humanos. En cambio dependería de cómo no son otras especies. (Nozick 1981:515-516) La distinción de una característica siempre es extrinseca en cuanto a que siempre depende de si otras especies también poseen dicha característica.
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