8 de diciembre de 2011

Y ni siquiera se divierte

Me parece que estoy haciendo algo mal pues aún no domino la técnica para cambiarle el pañal a Lucas, es decir, excepto por algunas pocas veces en que he logrado limpiarlo y cambiarlo sin ningún contratiempo, generalmente me baña en pipí, moja la cama en la que lo estoy cambiando, además del cubre camas (que tendría que durar varias cambiadas), y también suele disparar chorros de popó que terminan ensuciando mi ropa y todo al rededor.

Obvio, me gasto unos dos o tres pañales, en lugar de sólo el que quiero ponerle, porque apenas le pongo el nuevo pañal vuelve a hacer del baño; lo peor es que vuelva a hacer cuando ya le puse pomada por todos lados y me dispongo a cerrar el pañal. En lugar de cuatro o cinco toallitas húmedas me resigno a tener que usar doce o quince, etc. En alguna ocasión me hablaron de un cucurucho especial para ponerle en el pene (algo en mí se resiste a usar eufemismos como pajarito, pilín o pito) durante el cambio para no acabar empapado de orines, y creo que empezaré a buscar tal accesorio, porque no me gusta cambiarme la ropa dos o más veces al día, y menos cuando tengo prisa y voy saliendo hacia el trabajo...

1 comentario:

Moka dijo...

Oh, bueno, nadie nacio sabiendo ser padre. Puedes hacerlo, creo que todos los padres tendran que pasar por ello alguna vez. Suerte