La semana pasada Lucas fue con la alergóloga, y una vez que mi musa le describió los síntomas la doctora opinó que en efecto, se trataba de un cuadro alérgico; así que le mandó un montón de medicinas a nuestro crío así como unos análisis de sangre específicos. A los análisis lo llevaron mis papás (y luego los alcanzó por allá mi amada) y me cuentan que Lucas fue un valiente. Ahora tenemos que esperar los resultados y ver qué onda.
Yo le había planteado una disyuntiva a mi hermosa compañera cuando fue a ver a la alergóloga. Cuando fuimos al curso de ATR y alergias, supimos de pequeños que son tan alérgicos a todo lo comestible, que sólo comen un tipo de alimento pre-preparado enlatado y saborizado. Para esos niños no hay el antojo de un tamarindo, de un helado, de un chocolate, de spaguetti, ni nada más que su alimento semi-líquido empaquetado. Por su parte, Lucas no presenta unos síntomas tan tremendos: solo nariz congestionada, hace popó semi-líquida (aunque en ciertos horarios muy específicos, por lo que no se deshidrata), y de repente le salen ronchas tipo urticaria. Entonces mi disyuntiva era entre dos males, ¿cuál es el menor?, o por ponerlo de otro modo, ¿entre una solución radical como que comiera solamente licuados enlatados y que padeciera de los síntomas arriba mencionados, cuál era la que le daría una mejor calidad de vida a mi bebo? ¿eliminar la riqueza de sabores y olores y texturas, o padecer algunas molestias corpóreas? Claro, no sabemos para esto si nuestro crío tendría que comer exclusivamente de algún alimento, en realidad me anticipo a los resultados.
El problema, le planteó la alergóloga a mi musa, es que el cuadro alérgico puede ir de menos a más. Hoy pueden ser sólo esos tres síntomas, pero mañana podría presentar serios problemas para respirar... De modo que el dilema quedó resuelto al plantearle la duda a la doctora. Esperemos que Lucas no tenga alergias tan severas, y que excluyendo algún alimento en específico se le quiten las molestias. Obvio, como a mí me encanta comer, considero que la calidad de vida de mi hijo se vería mermada si no pudiera probar gran variedad de sabores, pero hay cosas que le suceden a uno en la vida frente a las cuales se deben tomar decisiones, y no siempre hay una plétora de opciones; si hay que elegir de dos males el menor, pues ni modo.
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