La consideración del deseo racional resuelve el problema del juicio erroneo usando la idea de la información completa y vívida para eliminar aquellos deseos cuya satisfacción la gente consideraría sin valor después del hecho. Imaginemos, sólo para dar un ejemplo muy sencillo, un no-fumador que desea consumir una cerveza, una pizza, y un cigarro. Esos son sus deseos reales. Si contemplara sus circunstacias desde un hipotético punto de vista total y vívidamente informado respecto de la incomodidad de su primer inhalación de humo de tabaco, las consecuencias de fumar para su salud, y el estar libre de adicciones y la debilidad de la voluntad, entonces probablemente perdería sus deseos de fumarse ese cigarro. Sus deseos racionales serían entonces solamente tomar cerveza y comer pizza.
La teoría del deseo racional resuelve el problema de la casualidad usando la idea de la información completa y vívida para añadir deseos cuya satisfacción juzgaríamos digna al experimentarlos. Volviendo a nuestro ejemplo, supongamos que el mesero le lleva al no-fumador una ensalada de espinacas por error. Él no la quería antes de recibirla, pero al comérsela la disfruta. Esta es casualidad. La teoría del deseo racional predice que si hubiera contemplado imaginariamente sus circunstancias, completa y vívidamente informado del buen sabor y lo saludable de las espinacas, seguramente se hubiera formado el deseo de comer esa ensalada. Sus deseos reales son consumir una cerveza, una pizza, y un cigarrillo. Sus deseos racionales seguirían incluyendo beber una cerveza y comer pizza, pero eliminarían fumar un cigarro, y añadirían comer ensalada.
Ahora notemos algo muy importante. Para resolver el problema de la casualidad, la teoría del deseo racional debe añadir deseos hipotéticos que de hecho no tenemos. Nuestros deseos racionales o informados son deseos hipotéticos o imaginarios que tendríamos solamente si estuviéramos completa y vívidamente informados. No son los deseos reales, aquellos que nos motivan. En particular, no son de hecho deseos reales de actividades futuras. Los deseos racionales con deseos hipotéticos para eventos futuros. Los deseos hipotéticos, sin embargo, no son deseos ordinarios, si es que siquiera son deseos. Los deseos racionales parecen ser predicciones sobre lo que querríamos si estuviéramos perfectamente informados y fuéramos racionales, o hipótesis sobre lo que tendríamos que querer bajo circunstancias racionales.
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