31 de marzo de 2012

Lo que me conmueve y lo que no

Ayer vi un trailer de una película sobre niños y niñas (ciudadanos y ciudadanas) intentando entrar a la carrera de ballet clásico profesional en estados unidos. La competencia es reñidísima, seleccionan a cerca de 200 de entre cincomil concursantes. Tienen cinco minutos en el escenario para demostrar porqué ellos, y no otros, deben ser seleccionados, y se ve que esos niños han dado la vida para estar ahí. Vi el trailer decía, y cerca del final mis ojos estaban llenos de lágrimas y estaba yo conmovidísimo. No tanto por la emoción de esos niños, por sus espectaculares logros, por sus micro fallas que podían significar el fracaso de todos sus esfuerzos; sino por la infancia usada de un modo tan duro y espartano como esos pequeños deben de usarla para llegar a la cima del mundo del ballet.

Me dolía ver a niñas y niños siendo llevados al límite por sus profesores de danza; diario, siete días a la semana, ocho horas al día, desde los cuatro años, para que al final un expectador que ni la entiende vaya a ver una obra en la que la perfección obtenida tras una vida de práctica sea ignorada, o simplemente pasada por alto mientras se aprecia el vestuario o el escenario... Así que tras esa catársis me empecé a preguntar lo siguiente: ¿por qué me conmueve lo que me conmueve? Supongo que por lo mismo que uno siente piedad y compasión, por proyección. Pero en este caso no me estaba proyectando yo en esos niños, sino que estaba viendo a Loana y a Lucas ahí, entregando su infancia por "un sueño" (de sus papás, de sus maestros, y tal vez, ocasionalmente, de los niños mismos).

Por otro lado, también me pasó preguntarme: ¿por qué no me conmueve lo que conmueve a otros? Por ejemplo, en facebook salió uno de esos posters con fondo negro que están tan de moda con una persona dándole agua a una rata de alcantarilla, y una cita atribuida a Shopenhauer que dice: "Cuando el hombre aprenda a respetar incluso al ser más pequeño de la creación, sea animal o vegetal, nadie tendrá que enseñarle a amar a sus semejantes. La compasión por los animales está íntimamente ligada a la bondad de carácter y se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona." Pues bien, esa imagen obtuvo la aprobación inmediata de cientos de personas que la retransmitieron porque, pues ellos se sienten extremadamente compasivos por los animales, ergo, buenas personas. Por mi parte no apruebo el maltrato innecesario a los animales, pero si veo una cucaracha cerca de la cuna de Lucas, o veo los rastros dejados por una rata en mi casa, mi compasión será igual a cero. No quiero decir con esto que aplicaría terrible crueldad y torturaría al animalito que por su desgracia se metió a mi casa cuando mi instinto y mi conciencia me dicen que debo defender a mis críos; no, me encargaría de matar al bicho con la mayor velocidad y eficacia de la que fuera yo capaz, pero ¿compasión?, tal vez la sentiría después del "crimen". Como sea, no creo que la compasión por los animales esté íntimamente ligada a nada, excepto a la proyección de los miedos de cada cual, como toda compasión. Tampoco creo que alguien cruel con los animales sea automáticamente una mala persona, sobre todo si esa crueldad nace de su trabajo o de otro fin (como proveer de carne a un pueblo), y no es sólo crueldad per se. Así que sí, está muy bonita la frase, tiene muchos simpatizantes de entre los que se sienten buenos porque ven fotos online y se enternecen (pero no dejan a sus perros dormir en sus camas).

Seguiré analizando lo que me conmueve y lo que conmueve a otros pero a mí no sólo no me conmueve, sino que me exaspera un poquito. Mientras tanto, si quieren ver el trailer de la película de los pequeños aspirantes a bailarines de ballet clásico, click para ver el avance de First Position.

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