7 de agosto de 2012

Anécdotas de los críos

Loana frente a la tele mientras veía las olimpiadas con mamá:
-- ¿Les van a dar medallas mami?"
-- Sí mi amor, en un rato más van a premiar a los ganadores y les van a dar medallas. ¿Tú quieres una medalla?
-- Sí, pero yo si me como el chocolate.

En la casa guardamos todas las medicinas que les hemos dado o les estamos dando a nuestros chamacos en una caja, la caja está más o menos a la mano, antes Loana no la alcanzaba, o por lo menos la respetaba, pero el sábado pasado vi a mi pequeña jalando la caja hacia ella, y poco después, cuando ya la tenía más cerca abriéndola y sacando la medicina que más le gusta (Dimacol), entonces intervine, le quité las cosas, quité la caja de ahí y le dije que ella no tenía porqué andar tocando las medicinas. "¡Pero si estoy enferma!", me respondió ofendida.

Hace un par de meses, cuando el verano estaba en su apogeo, le empezaron a salir ronchitas a Loana, y no sabíamos bien porqué era pero teníamos a nuestros sospechosos principales, alergias a: chocolate, cacahuates, fresas, nueces, pelos de animales, polvo, sudor, etc. Entonces, ante la duda, suspendimos la práctica de agasajar a nuestra beba con los productos que tanto le gustan y, que sospechábamos que tanto mal le hacían; el chocolate en polvo en particular fue escondido en el rincón superior de una alacena, fuera de su alcance pero no de su vista, porque creíamos que nuestra hija desconocía el empaque externo del chocolate. Sin embargo, el viernes pasado me pidió su biberón de la tarde, y mientras yo se lo preparaba, fue a la alacena, abrió la puerta y me dijo: "mi leche chocolatada ¿eh?", yo me hice el tonto, me acerqué y le dije "pero si no hay chocolate en polvo", y ella: "¡sí hay!, ahí está, mira", y lo señalaba, así que con qué cara le iba a decir yo que no, si la excusa usada desde hacía un mes o dos era que ya no había y que no había yo comprado más... "Gracias por comprar el chocolate, papi", me dijo mientras yo vertía la cucharadita al biberón. Al final, la lección es que no sólo debe estar fuera de su alcance, sino que también lejos de su vista.

Mientras tanto Lucas ya no se está sentado, busca pararse apoyándose en cualquier superficie a la mano. y cuando está en su cuna de viaje usa cualquier objeto más o menos grande para subir un poquito más y que su cabeza sobresalga de la reja de la cuna. Empieza a repetir las sílabas ma-ma-ma-ma y pa-pa-pa-pa, etc. Ya le están saliendo todos los dientitos de arriba, y es súper exigente y rara vez se deja cambiar el pañal.

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