Mis papás le trajeron de regalo a Loana hace un par de fines de semana un globo terráqueo hermoso, ella está todavía muy chiquita para entenderlo, y de hecho no le ha interesado mucho que digamos. No así a Lucas, que empezó a manotearle encima al globo, y quedó fascinado por la rotación de la tierra, o más que fascinado por algo aún incomprensible para él, por el movimiento que lograba imprimirle a esa esferota casi de su tamaño. Como sea, un día, cuando sus entendimientos estén listos, ese globo me parece la herramienta perfecta para explicarles, con una lámpara que representará el sol, cómo funciona el ciclo cotidiano de día y noche. Sé que falta algo de tiempo para eso, y sin embargo me hace ilusión el ver la carita de mi hija cuando entienda.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario