Conocimiento
Las emociones tienen un aspecto cognitivo. Las creencias objetivas respecto de los objetos hacia los que se dirigen forman en parte las emociones. Supongamos que una persona admira a otra por haberse hecho extremadamente rico, y que su riqueza es la única cosa que admira de ella. Su admiración se basa en su creencia de que esa persona es, de hecho, rica. Supongamos que se da cuenta que estaba equivocada, que la otra persona es pobre en lugar de rica. Si sigue admirandola por su riqueza aunque ahora crea que esa riqueza no existe, entonces su admiración se ha vuelto neurótica. Ya no es amiración sino algo más.
Las emociones se vuelven equivocadas o inapropiadas cuando se basan en creencias falsas. Supongamos que, en el ejemplo anterior, la persona nunca se entera de que su amigo es pobre. Lo admira con base en creer que es rico y su creencia es falsa. Aún cuando su admiración es consistente con sus creencias, sus creencias son falsas. Su admiración no es obsesiva o neurótica porque es consistente con sus creencias. Sin embargo, su emoción sigue estando equivocada o siendo inapropiada porque se basa en una creencia falsa.
Evaluación
Las emociones tienen un aspecto evaluativo. Las creencias evaluativas, o creencias de que los objetos hacia los cuales están dirigidas las emociones son de algún modo dignos de las emociones que sentimos hacia ellos, forman parte de las emociones. Supongamos que una persona descubre que otra persona a quien admira por su riqueza la adquirió mintiendo, haciendo trampa y corrompiendo a funcionarios del gobierno. Esta persona cree, presumiblemente, que mentir, hacer trampa, y corromper son actos despreciables. Ella cree que la adquisición de la riqueza de la otra persona es injusta e inmoral. Si sigue admirándola por su riqueza, aunque crea que sus acciones no son dignas de admiración, entonces su admiración se ha vuelto neurótica. Nuevamente ya no es admiración sino algo más. (Nozick 1989:88)
Las emociones se vuelven equivocadas o inapropiadas cuando están basadas en evaluaciones falsas. Supongamos que, en el ejemplo anterior, la persona cree que mentir y hacer trampa no es despreciable. Ella admira a la otra persona con base en un juicio evaluativo falso. Aunque su admiración sea consistente con su evaluación, su evaluación está mal. Su admiración por la riqueza de su amigo no es obsesiva o neurótica porque es consistente con sus evaluaciones. Sin embargo, su emoción sigue estando equivocada o siendo inapropiada porque está basada en una evaluación incorrecta.
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