14 de octubre de 2007

Las vanidades irredimibles

Diana y yo somos tan vanidosos. Sentimos que conversamos ejemplarmente de los temas que nos interesan, que escuchamos y comprobamos a cada paso, que nos seguimos, que no nos perdemos palabra; las repuestas, comentarios, aclaraciones, y posibles lecturas salen a la luz y llegan a ser coherentes y alguna que otra vez sensatas. Y aunque a veces se nos olvida que hablamos de nuestras ideas (no de nosotros) y surgen fricciones, siempre nace la voluntad para volver a la concordia y las caricias.

Por lo pronto hemos decidido grabar nuestras conversaciones, para dejar constancia de lo lindas que eran las charlas entre nosotros a generaciones venideras. Estamos en tratativas para grabarnos en video (aunque requeriríamos de más equipo), y luego editar y deleitar al mundo a travez de youtube, con un bigBrother diferente, en el que en lugar de que disminuyera el vocabulario de los participantes se enriqueciera, en el que las reglas no fueran apuñalar por la espalda y sacar del juego, sino perpetuar el juego y tal vez incluír a otros en él, en le que el humor y la simpatía fueran las normas. (aaaahhh) El mayor hit de la historia. :-P

Proyectos alternativos son: hacer pequeños programas temáticos de entrevistas en la calle con algún presentador que vaya exponiendo las ideas y edición veloz y rítmica. Hacer videos mudos, situacionales y cómicos, para acoplarlos con música. Sacar material de las grabaciones de nuestras conversaciones para hacer un guión, y eventualmente filmarlo.

Quizá haya un problema de ego con sentir que nada (o casi nada) de lo que sale en la tele (y en el cine) está dirigido a un auditorio inteligente, y que nosotros dos así solitos, tenemos mucho más que decir con nuestras simples conversaciones filosóficas, y mucho mejor, que las mediocres productoras de contenido de la actualidad.

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