1.- La piratería es posible porque los productores de DVDs, alegando la necesidad de pagarle a los artistas (una miseria), a pesar de tener una de las industrias más avanzadas (capaz de producir millones de copias al mes), los venden a un precio que cualquier niño con una computadora puede mejorar.
2.- La piratería es benéfica para los consumidores pobres, que no necesitan elegir entre la alimentación de sus familias y gozar un poco de entretenimiento.
3.- La piratería es buena para las marcas si tienen productos de buena calidad, en cuyo caso, el usuario que consiguió su copia pirata será más propenso a comprar el producto original para sí mismo o para regalar, claro, siempre que los precios sean razonables.
4.- La piratería es inevitable con las condiciones del mercado como están, combatirla o no querer darse cuenta es, ya sea pura ceguera, ya una forma más que tienen los legisladores de beneficiarse, pero que perjudica minuciosamente a aquellos para quienes pretenden legislar.
5.- Cuando producir y distribuir cuesta centavos por copia, el que quieran meter a gente a la carcel por manufacturar o consumir con menor margen de ganancia, es más criminal que el delito que se persigue.
La piratería, pues, en la mayoría de los casos es benéfica. Al respecto, soy totalmente contrario a los idiotas que tenemos de legisladores en México. Los puntos de vista expuestos más arriba son trillados, aunque por negligencia o intereses ilegítimos, no les entren a nuestros "representantes" en la cabeza.
Lo anterior, se entenderá, es para decir sin mayores tapujos que en algún momento de la semana pasada mi amada y yo compramos unas películas pirtatas, y no sólo no pienso denunciarnos, sino que me siento de lo más bien. Yo lo he hecho cuando la promesa de calidad de por sí no es tanta. Ya si los productores de contenido me sorprenden (cosa que casi nunca pasa) compro casi siempre y sin chistar los productos oficiales.
De las películas, una se llama Stardust, es una película de aventuras y fantasía que se veía linda, incluso con un unicornio montado por una doncella, pero el script se forza y tuerce para que acabe en un final que si hubieran logrado hacerlo más feliz, seguro provocaba carcajadas de incredulidad en los niños de seis años a los que evidentemente va dirigida. Por supuesto que no la compraría legítimamente. La otra todavía no la vemos, Beowulf, reproducción del famóso mito nórdico que seguramente es épica y llena de acción y magia, propia para adolescentes. Por supuesto, tampoco hubiera pagado los cerca de 200+ que debe valer en una tienda, pero sí los 20 que nos costó en la calle.
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