Este fin de semana, esto es ayer y hoy, ninguno de los programadores de la empresa para la que trabajo descansamos. Resulta que el lunes pasado nos convocaron una junta para hablarnos de la urgencia de entregar un par de proyectos que todavía no habíamos empezado. Ambos proyectos para esta semana que sigue (cuando según el dimensionamiento que habíamos hecho cuando nos los presentaron, habíamos planificado concluirlos en aprox un mes). Para colmo, uno de los programas que nos solicitaron está incompleto en su requerimiento, y aún desconocemos la mitad de la funcionalidad que tendremos que entregar.
La reacción del equipo ante estas misiones imposibles fue de descontento y frustración, aunque nadie pensó en rajarse. Por lo cual ese mismo día nos juntaron otra vez, ahora con los dos máximos jefazos, quienes nos "motivaron" pidiéndonos ese esfuerzo extra, esas dos yardas más, y nos externaron toooda su confianza y nos ofrecieron tooodo el apoyo. El apoyo fue que nos pagaran los cafés y las pizzas, aunque no sin que antes lo pidiéramos explícitamente (es decir que no salió de ellos).
Con seis jornadas acumuladas de catorce horas (de 9 a 23) ya me siento muy cansado. Al mismo tiempo, se ha apoderado de mí el agobio, pues aunque el avance es excelente, no creo que alcance para entregar a tiempo. Mi lectura del Ulysses se ha atrasado. No le he dedicado el tiempo que antes (ya no digamos el que querría) dedicaba a mi amada. Termino escribiendo a deshoras y de cualquier madre, ligeramente desconcentrado.
Finalmente nos pusimos deacuerdo en el equipo, y le hicimos saber al mando medio (para que lo comuniquen a los altos jerarcas) que: nosotros estamos ahí por dinero; que el apoyo otorgado es muy bueno pero es lo mínimo que debían hacer; que si de verdad quieren motivarnos harán mejor en proponer algún esquema de bonos que nos haga si no más atractivo, al menos más justificable trabajar casi dos turnos. No hemos recibido respuesta pero creo que hay buenas probabilidades.
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