27 de abril de 2008

Parecon y la educación (3 de 9)

Esta triple división de clases es traída al mundo por las instituciones clave del capitalismo. En primer lugar, la propiedad privada de bienes productivos demarca a la clase capitalista dominante. Los mercados imponen estructuralmente a los dueños la necesidad de acumular ganancias. La estructura jerárquica de toma de decisiones le da a los dueños el poder absoluto para disponer de su propiedad.

En segundo lugar, el pequeño número de dueños y las grandes necesidades de control promueven la creación de una clase coordinadora intermedia. Los dueños no pueden supervisar sus extensas propiedades sin ayuda. La división jerárquica del trabajo justifica y solidifica a la clase coordinadora como aquellos que monopolizan el trabajo que empodera y acceden a las palancas de la toma de decisiones cotidiana. Los requisitos de legitimación de la autoridad de los administradores y otros miembros de la clase coordinadora y de sus posibilidades de cumplir con sus roles, asegura que esta clase monopolizará la formación, las habilidades y los conocimientos - junto con la confianza que eso conlleva.

En tercer lugar, todas estas características garantizan que la mayor porción de los ciudadanos será dejada con poco o ningún poder de negociación, teniendo que laborar por bajos salarios en los empleos rutinarios, tediosos, y abrumadoramente obedientes de la clase trabajadora.

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