30 de septiembre de 2008

¿Leer por leer?

¿Por qué será que me empeño tanto en leer?, digo, puedo hablar de un gusto, es algo que me gusta, pero siento que si fuera tan sólo por gusto no lo haría tanto. Me gusta el vino, pero lo disfruto con moderación dos o tres veces al mes. Hacia la lectura sin embargo hay una tensión mayor sin que exista el mismo tipo de placer (¿inmediato?): como cuando me propuse leer el de El miedo en Occidente de Delumeau, sabía que iba a ser arduo y hasta cierto punto aburridón, pero quería leerlo por una serie de pulsiones racionalizadas.

Primero que nada me lo regaló mi hermana, y cuando yo regalo un libro regalo también una experiencia, a veces una serie de guiños y mensajes (por eso me caga que un libro que regalo se quede sin leer en el librero), etc. Así pues, a los libros regalados suelo darles prioridad sobre otros comprados o, aún deseados (incluso cuando dicho libro fuese una elección fortuita para un regalo de compromiso).

Otra, nunca dejo un libro sin terminar. Otro ejemplo: un libro que me regaló mi mamá, de un colega suyo, que era una aburridísima serie de entrevistas a egresados de la UACH -entre los cuales mi amada progenitora-, pero lo aburrido no eran tanto las respuestas como el formato de cuestionario repetido una y otra vez. Cada libro debe ser valorado tras haberlo "terminado", no antes, y aunque luego de la segunda entrevista yo supiera de antemano que el trabajo era una basura sin posible recompensa para mí como lector, me atreví a decir(me)lo abiertamente hasta después, una vez que mi mirada hubo recorrido hasta la última línea de la última página.

El libro de UML que empecé en el trabajo es pesado como pocos, pero ahí voy, ya pasé de la mitad. De igual modo el de los resúmenes de Shakespeare no era muy entretenido (aunque sí informativo), si los los libros que representan experiencias agradables y sensatas los leo repetidamente, como un corroborado placer enriquecedor, ¿por qué es que también me pongo a leer lo "malo" con la misma tenacidad? ¿Es acaso curiosidad? Tal vez también es porque disfruto el mantra, la repetición pronunciada mentalmente de los mismos signos en órdenes correctos posibles, así como mi renovada capacidad crítica y estética tras cada lectura concluida. ¿Será?

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