Estaba leyendo el resumen de Othello, un militar pendejo que se deja engatuzar por los chismes a medias de un tal Iago, mata a su esposa Desdémona por creerla infiel, y termina suicidándose al descubrir su error. Lo trágico de las tragedias es que al analizar a los personajes y la información de que disponían, los hechos generales y su interpretación desde los papeles principales, se termina entendiendo que todo se dio como tenía que ser, o casi.
De entrada es acerca de un contexto, de una visión en que 1.- las mujeres (al igual que los hombres) por lo general son infieles, por lo tanto es creible que la propia esposa lo sea, y en que 2.- el castigo por ser como por lo general se es (infiel), es la muerte en el caso de las mujeres. Lo que nos lleva a 3.- ¿Qué afan por meter un ideal de fidelidad y censurar con doble rasero a quien lo viola, indulgencia hacia el hombre y severidad hacia la mujer?
Me acuerdo que mi papá me decía que no hiciera cosas buenas que parecieran malas, pero el villano Iago es genial haciendo y diciendo justo lo contrario, cosas malas que parecen buenas, cuando parece querer defender a alguien (que él mismo hizo cometer alguna torpeza) lo condena, cuando es "reservado" da a entender a su interlocutor lo peor, etc. Eso me dejó pensando en que no hay que dar oidos a los chismes, pero, ¿cómo distinguir entre una situación fabricada y una narración de lo sucedido?
Obviamente yo me paro desde afuera y critico la estupidez de enaltecer un "valor" sin reflexionarlo o discutirlo, y ponerlo por encima de la vida de quienes nos rodean. Igualmente critico el dejarse llevar hacia acciones reprobables, por comentarios "bienintencionados", vengan de quien vengan.
1 de septiembre de 2008
Chismes de infieles
Etiquetas: reflexiones - Publicó persona.vitrea a las 09:00
No hay comentarios.:
Publicar un comentario