27 de septiembre de 2008

Fin del mundo conocido (10 de 10)

La suma de todo lo cual es simple y sobria: el fin del mundo como lo conoceis. En el nuevo mundo energético-céntrico en el que hemos entrado todos ahora, el precio del petróleo dominará nuestras vidas y el poder residirá en las manos de aquellos que controlan su distribución global.

En este nuevo orden mundial, la energía gobernará nuestras vidas en nuevas formas y en el día a día. Determinará cuando, y con qué propósitos, usaremos nuestros coches; cuan alto (o bajo) regularemos nuestros termostatos; cuando, adonde, o incluso si, viajaremos; cada vez más, qué comidas comeremos (dado que el precio de producir y distribuir muchas carnes y vegetales es profundamente afectado por el costo del petróleo o lo atractivo de cultivar maís para producir ethanol); para algunos de nosotros, donde viviremos; para otros, en qué negocios nos involucraremos; para todos nosotros, cuando y bajo qué circunstancias iremos a la guerra o evitaremos enredos en el extranjero que podrían terminar en guerra.

Esto nos lleva a una observación final: La decisión más apremiante que enfrentará el siguiente presidente y el Congreso podría ser como acelerar del mejor modo la transición de un sistema de energía basado en combustibles fósiles a uno basado en alternativas energéticas amigables con el medio ambiente.

Michael T. Klare es un profesor de estudios de paz y seguridad internacional en el Hampshire College y el autor de Resource Wars (Guerras de recursos) y Blood and Oil (Sangre y petróleo). Consideren este ensayo un vistazo previo a su último libro, Rising Powers, Shrinking Planet: The New Geopolitics of Energy (Poderes creciendo, Planeta encogiendose: La nueva geopolítica de la energía), que acaba de ser publicado por Metropolitan Books.


Como de costumbre solicito atentamente a quienes lean esta traducción que la comparen con el original y me den retroalimentación para perfeccionarla.

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