3 de septiembre de 2008

Me pegó el determinismo

Mi investigación acerca del determinismo ha rendido frutos. Me considero un compatibilista, pues creo que el determinismo no invalida la libre elección, ni la libre elección a las determinaciones. Vamos a ver, la razón misma funciona de manera determinista, pues busca las causas que determinan los efectos. Es una herramienta indudablemente apta para definir los elementos que nos permiten sobrevivir, entender y vivir. Y nos sirve precisamente porque vivimos en un mundo físico, en el cual, dentro del nivel macro (en contraposición con el sub-atómico) las causas determinan de manera casi directa los resultados. Por supuesto nuestra mente no se da a un nivel sub-atómico ni se mueve a la velocidad de la luz, por lo que es bastante creible que también esté determinada, pero ¿hasta qué punto?

Añadamos a eso el que una vez usada, la dizque voluntad libre se anula a si misma sin dejar pruebas tangibles della. Puedo decidir arrojar una piedra o no, pero si la arrojo y rompo algo ya no puedo volver atrás y decidir no hacerlo, ni demostrar que no tenía intenciones de romper lo que rompí. Hacia el pasado, todos los hechos y actos se pueden explicar por algún contexto previo, un estado del conocimientos de los actores acerca del mundo, y un status quo de ese momento. Y en efecto, quien yo soy en este momento es un resultado de mi pasado y mi presente, lo cual es innegable. Por ejemplo, hoy todavía no entiendo ni hablo con soltura alemán porque detuve mi experimento autodidacta hace algunos años, si hoy me pusieran a conversar con un alemán seguramente mi desempeño sería mediocre. Saber esto puede llevarme a actuar sobre mi presente y ponerme a estudiar o no hacer nada al respecto, esa actuación sobre mi presente determinará las repercusiones en un yo futuro, capaz o incapaz de establecer algún nivel de comunicación con alguna persona de Alemania. En resumen, hay toda clase de determinaciones cognoscibles o no, que definen mi ser al día de hoy y que acotan los alcances de la proyección que pueden tener mis actos cotidianos, pero es precisamente en el presente donde uno tiene la ilusión de estar actuando, y donde puede uno afectar de diferentes modos el resultado final.

Un determinista puro (también nombrado fatalista) diría que incluso esa decisión de actuar de un modo u otro estaba perfectamente determinada por causas previas. Pero ante un determinista puro hay un argumento devastador, el de la causa primera no causada. Un determinista asume que para que un Evento Xn se de, tiene que haber un evento Xn-1, a su vez antecedido por otro evento Xn-2, y así sucesivamente. Podemos así recorrer cada evento hacia el pasado y pensar en que el evento cero fue el Big-bang. A partir de ahí absolutamente todo quedó determinado por las leyes implacables de la física, incluyendo el surgimiento de la humanidad y estos debates entre deterministas y libertaristas. Incluyendo el surgimiento de una rama filosófica llamada Ética que asumió erradamente que hay un momento de elección libre en los entes individuales. Todo eso quedó pre-determinado en el momento del gran pún. Sin embargo, ¿qué determinó que hubiera big-bang?, si no lo determinó nada, ahí está el primer evento sin determinar, e incluso si fuera un ciclo cósmico de big-bang<->big-crunch, ¿qué determinó que así fuera?

Mi observación más clara de la idea de libertad es en el ámbito musical, cuando un músico hace variaciones sobre un tema explora más a fondo una melodía. Claro, está determinado por su escuela, historia, instrumento, habilidad, práctica cotidiana, las pautas melódicas mismas, y un sinnúmero de factores biológicos, sociales, culturales, psicológicos, y situacionales. Pero al momento de apretar una cuerda o tecla en lugar de la que estaba definida en la partitura, ese instante previo y fugaz ligeramente impredecible, es cuando el individuo afecta los resultados.

1 comentario:

choco Nocturno dijo...

Está también la imposibilidad de determinación de los estados cuánticos. Hay quienes sugieren que para cada estado cuántico posible se genera una línea de tiempo paralela. Una especie de universo paralelo. Así, si se considera que el universo es determinista, invariablemente se generaría una línea temporal con cada estado cuánto posible.

Un ejemplo de esto sería arrojar un jarrón desde lo alto de una mesa y esperar a que se estrelle contra el piso. Está determinado que existen trillones de estados cuánticos para tal fenómeno, pero en nuestra línea temporal veríamos sólo uno. Se generaría, determinantemente, una línea temporal donde los restos del jarrón se vuelvan a conjuntar para construirlo de nuevo (por mero efecto cuántico).

El otro ejemplo, quizás más sencillo, es el de un dado lanzado al aire. Existe una probabilidad entre seis de que caiga uno u otro número. Luego, se generan seis líneas temporales para cada evento.

Así que, pareciera que la determinación de cualquier fenómeno físico (incluyendo a la conciencia) está determinado y acotado por ciertas probabilidades. Lo cuál es una especie de contradicción puesto que esta combinación de condiciones más bien hace que los fenómenos se tornen aleatorios. Al final pareciera como si estuvieramos determinados por la aleatoriedad.