Por las noches mi musa y yo nos ponemos a platicar de todos los temas que se nos ocurren, y así fue como me enteré de de cómo lo descrito por Naomi Klein en La doctrina del shock está pasando en nuestra república bananera. La gran empresa gringa en que trabaja uno de los conocidos mi amada, ha decidido que el tema de inseguridad en México es de tales proporciones que deben ponerle a sus altos ejecutivos chofer y guarro. Claro, la visión no es de que las cosas van a mejorar, sino que se van a armar los trancazos por todas partes y por eso toman medidas. Tan sensatos los señores.
Pero como toda decisión de ese nivel debe tener a algún proveedor listo para dar el servicio, vemos crecer exponencialmente la burbuja de la seguridad. Si queríamos aprovecharla debimos empezar por ahí del 9/11, ahora es un poco tarde aunque todavía le quedan unos 20 años de crecimiento. "Imagínate una sociedad en la que no se puede vivir tranquilo fuera de zonas fortificadas", le dije a mi compañera y proseguí "en que ir de una zona segura a otra represente un gran riesgo que haga necesarias escoltas armadas hasta los dientes". Ella me respondió: "¡Qué horror!, ¿y quién se beneficiaría de todo ello?" Después de un rato de pensar enumeramos la serie de good business que podían sacarse de una situación así.
Todo lo que está relacionado con el negocio de la seguridad: guarros, vigilantes, choferes, blindajes, armas, localizadores satelitales, negociadores, vivienda en lugares asegurados, escoltas de paso, sistemas de vigilancia, sistemas de identificación, alarmas, uniformes, cursos de defensa personal, etc. El negocio del primer cuarto de siglo, para el cual los gringos ya tienen a los mejores proveedores del mundo, ¿será en detrimento de todos los demás negocios?
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