Antes de salir de vacaciones me llamó Paco, uno de los jefes que me ha encargado que investigue y avance lo más que pueda en el trámite de los programas de apoyo gubernamentales para empresas de nuestro rubro. Me dijo que estaba algo decepcionado por el poco avance, una investigación de la oferta, una recopilación de convocatorias anteriores, y una presentación en slideshow de la información relevante. No llegué a hacer citas con quienes pudieran asesorarnos mejor principalmente debido a que en época prenavideña, llegado un punto ya no pude contactar a los que llevan dichosos los programas.
Me propuso otro compromiso, un listado de los proyectos que tenemos en la actualidad, los terminados y los abandonados con algún porcentaje de progreso, así como un plan de acciones para cuando se restablezca la actividad laboral a principios de año. Llegó el término deste último compromiso y me faltaban un par de horas para terminar de hacer los documentos solicitados cuando subió a verme, finalmente se los mandé por mail un poco tarde. Me parece que Paco establece sus objetivos de manera clara y da seguimiento tranquilamente. Claro, revisó mi avance y me dejó terminar, si no hubiera tenido nada hecho probablemente habría perdido la calma...
Por otro lado, cuando me llamó para comunicarme su decepción por el poco avance, también me preguntó cómo me sentía en la empresa, y tuve oportunidad de ventilar mis frustraciones con la amenaza constante de estar viajando a dar cursos, y mencionarle mi prisa por pasarle el poco conocimiento y la estafeta a alguien más. Claro que he andado un poco despistado y lento, yo soy programador, y me parten el ritmo cuando me mandan a impartir cursos sobre una interfaz gráfica, si ahora además me ponen a investigar e iniciar trámites con programas gubernamentales no puedo ser tan eficiente. Por otra parte, no me disgusta del tener un pie en varios mundos, y estar conociendo algunos otros, pero todo lleva su curva y un proceso de adaptación.
Tampoco dije toda la verdad: Dos de mis amigos ya no están en la empresa, el tercero está en un proyecto permanente y no participará pronto en algún desarrollo conmigo (si es que me tocara participar en alguno a mí, porque con los cursos y los trámites...). Padecí terriblemente el último viaje, al grado de querer tirar la toalla. Desapruebo las nuevas políticas de vestimenta y aspiro a vender mi trabajo eventualmente en otro mercado más redituable. Ese es el status quo.
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