El octavo día de mis vacaciones, séptimo desde el inicio del viaje vacacional, y segundo desde el final de la travesía, fui temprano acompañado por mi suegro a investigar qué tenía que hacer para arreglar mi situación con el seguro social. Me dieron una ficha con el número 335, pero en la pantalla salían los 42, 291, 405, 1034, etc, y yo sin entender qué orden estaban usando. Tras como cuarenta minutos salió en la pantalla el turno 331, lo que me dio algunas esperanzas de no pasar todo el día ahí, treinta minutos más tarde salió el 332 y a los cinco minutos el 333, siempre intercalados de números en el rango entre 17 y 1315.
Finalmente salió mi turno, me acerqué a la ventanilla indicada y me atendió una señora bastante buena onda que escuchó mi problema con el fondo de ahorro para el retiro, revisó mis datos, mi número de seguro, buscó en la computadora y me indicó que en efecto ese número de imss coincidía con mi nombre, me dijo que imprimiría una constancia para que pudiera ir a hablar con los operadores de las afores, que seguramente tenían mal su base de datos. Es decir que ahora que confirmé que mi seguro es de verdad mío, tengo que investigar cómo recobrar los ahorros de al menos 10 años de trabajo.
Regresé a casa cerca de las trece horas y mi musa estaba ocupando la mesa en que escribo para asuntos de su trabajo. Fuimos a comer a casa de sus papás y por la tarde revisé mis tremendas pérdidas en el blog, los posts que habían salido durante mi ausencia, traté de organizar los que estaban por salir pero no pude continuar porque mi amada me pidió ayuda en lo que hacía. Tarde en la noche terminamos lo que estábamos haciendo y jugamos ajedrez.
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