Mito #9: La GPL no podría sostenerse en una corte (o, no está claro si podría).
A diferencia de muchas licencias de software, la GPL se puede hacer cumplir de manera trivial, al menos a lo largo y ancho de los EU, debido a que los principios legales detrás de la licencia están enraizados en un área bien interpretada: la ley de copyright.
La GPL obtiene cada bit de su poder de la ley de copyright. La licencia te permite recibir una copia de cualquier pieza de software registrada debajo de ella, pero te prohibe hacer tus propias copias de dicho software a no ser que acates los términos de la licencia. Si copias el software de un modo en que la licencia es violada, entonces estás violando la ley de copyright. Es tan simple, puesto que las leyes que gobiernan el copyright son relativamente simples y claras, y están diseñadas para proteger los intereses del titular del copyright.
Si Stephen King fuera a escribir un libro nuevo, y el impresor hiciera o distribuyera copias fuera de los límites de su acuerdo, él ganaría seguramente en la corte. Existen casos donde el autor no tiene control total sobre las copias. Por ejemplo, bajo la ley de copyright, podrías hacer una copia un album que te pertenezca, e incluso prestarle una copia a un amigo. Sin embargo, tal uso del trabajo es el tipo de uso que el movimiento del software libre promueve, así que no es un problema en este contexto.
Eben Moglen, el Asesor General de la Fundación para el Software Libre, escribió dos textos informativos acerca de la capacidad del cumplimiento legal de la GPL, ambos disponibles en su página web en http://emoglen.law.columbia.edu/. En sus artículos, explica que ha sido capaz de hacer cumplir la GPL docenas de veces, y nunca ha tenido que pisar una corte, porque la GPL es realmente tan fácil de hacer cumplir. Esencialmente, para aquellos críticos que declaran que un caso en la corte es necesario para probar la validez de la GPL, Eben argumenta fuertemente que el número de veces que ha sido capaz de hacerla cumplir sin ir a la corte demuestra claramente que nadie ha sido aún tan temerario como para ir a la corte alegando sobre este tema.
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