Cada actor hace un trabajo, y por supuesto cada trabajo incluye una variedad de tareas. Al rechazar las divisiones laborales corporativas contemporáneas, decidimos balancear las tareas que hace cada actor, para habilitarlo, y por las implicaciones en su calidad de vida. Cada persona que participa en la creación de productos nuevos es un trabajador, y cada trabajador tiene un Trabajo Combinado Balanceado, es decir que la combinación de tareas y responsabilidades que tiene cada trabajador, le otorga las mismas habilitaciones y calidad de vida que la combinación que pueda tener cualquier otro trabajador. A diferencia del sistema contemporáneo, no tendríamos una división entre aquellos que monopolizan profundamente las tareas potenciadoras, satisfactorias, y atractivas y aquellos profundamente sujetos a tareas repetitivas, obedientes, y peligrosas. Los trabajos combinados balanceados, por razones de igualdad y principalmente para crear las condiciones de la participación democrática y de la auto-administración, asegurarían que cuando cada uno de nosotros participara en la toma de decisiones de nuestra empresa o industria, hayamos sido equivalentemente preparados por nuestro trabajo con confianza, habilidades, y conocimiento para poder hacerlo. La situación contraria en el presente es que algunas personas obtienen gran confianza, habilidades para tomar decisiones, y conocimiento relevante a travez de su trabajo diario, mientras que otras personas sólo reciben cansancio, carencia de habilidades, y falta de conocimiento relevante como resultado del suyo. Los trabajos combinados balanceados terminan con esta división. Terminan el trabajo de suprimir a las divisiones de clase que se empezó eliminando la posesión privada de capital. Esto es, ellos anulan no sólo el rol del capitalista con su poder y abundancia desproporcionados, sino también el papel del productor monopolizador de decisiones a quien se otorgan posiciones muy por encima de todos los demás. Con los trabajos combinados balanceados se conservan algunas de las tareas conceptuales y de coordinación necesarias, así como especialización, pero se adjudican a la realización de la democracia verdadera y a la desaparición de las clases sociales.
¿Pero qué hay acerca de la remuneración? Trabajamos. Lo que indudablemente nos da derecho a una porción del producto del trabajo. ¿Pero qué tanto?
El internacionalista pareconista dice que deberíamos recibir por nuestros esfuerzos una remuneración armónica con qué tan duro hayamos trabajado, cuánto tiempo hayamos trabajado, y qué tan grandes hayan sido los sacrificios que hayamos hecho en nuestro trabajo. No deberíamos obtener más por usar herramientas más productivas, por tener más habilidades, o por tener algún gran talento natural, y mucho menos aún por tener más poder o poseer más propiedad. Deberíamos obtener más, sólo en virtud de qué tanto esfuerzo hayamos empleado o qué tanto sacrificio hayamos soportado en nuestro trabajo útil. Esto es apropiado moralmente, y provee los incentivos propicios puesto que recompensa sólo aquello que podemos modificar y no aquello que está fuera de nuestro control.
22 de enero de 2009
Parecon - La introducción (13 de 20)
Etiquetas: estrategia - Publicó persona.vitrea a las 09:00
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